B.R. Sotelino | Vigo www.lavozdegalicia.es 23/09/2012
Comerciantes y vecinos continúan hoy con las celebraciones imperiales.
Si en Toralla hay huellas del paso de los romanos, ¿por qué no en Navia? Escarbando un poco allá por el Pozo do Cabalo, calle Teixugueiras arriba, seguro que algún arqueólogo con mucha paciencia y tremenda suerte, puede que un día encuentre un teatro (ahora es fácil dar con el de la Escuela de Arte Dramático), unas termas (reflejo del el fallido complejo acuático) o un acueducto (en su defecto, las tuberías de Aqualia).
Todo es cuestión de echarle imaginación y ganas de divertirse. El hecho es que la Asociación de Comerciantes del PAU de Navia puso en marcha el I Certamen Anual Galaico Romano Vicus Spacorum, que comenzó ayer y hoy continúa durante desde las 11 y hasta la noche. Su intención no es otra que abrirse tanto a los vigueses que viven en otros barrios y que nunca han asomado la nariz por la mastodóntica urbanización en la que crece una ciudad paralela, como a sus propios vecinos, ya que como reconoce Ruth, que este fin de semana ha cambiado la lencería que vende en Meninas por las empanadas y otras viandas en uno de los puestos, «aquí reside mucha gente que trabaja en el centro y no hace vida de barrio, solo viene a dormir. esto es para que nos conozcan y sepan que tenemos de todo».
A media mañana, con calor de tormenta, ya había bastante ambiente y una batería de eventos para no aburrirse. Puestos de comida, artesanía, y complementos, un fuerte romano con visitas guiadas, actuaciones, hinchables, barracas de feria y mucha gente vestida como si fuesen a rodar la segunda parte de Ben Hur. En la parte alta del nuevo Navia reina el buen humor. «¡Eh, Calígula!», llama con sorna el artista Carlos Vilas a uno de los romanos de la organización. En un tenderete hacen Mojitvs y en otro anuncian Choripandvs Máximus. Hay un elemento que estropea la recreación histórica: los carteles del Concello de Vigo, porque aunque no lo parezca, los municipios surgieron algo más tarde.
José Luis Vilas, presidente de los comerciantes, va vestido de centurión, luce pecho-lata de plástico y mientras señala su reloj de pulsera, presume de anacronismo hecho aposta. Además cuenta que en el mercadillo que montaron, 22 puestos son de comerciantes de la zona y 60 de otros lugares, y añade que se les ocurrió esta celebración temática, «porque fiestas medievales ya hay muchas, además tenemos un pasado romano muy importante. Pocos saben que por aquí pasó Julio César», afirma. Aunque el evento termina hoy, los comerciantes comienzan el lunes una semana de ofertas para seguir animando al resto de los vigueses a pasarse por el barrio más nuevo de Vicus.
«Aquí reside mucha gente que trabaja en el centro y solo viene a dormir»