Iniciativas como el círculo Mane Latina Malacitanum evidencian que se puede disfrutar de la herencia grecorromana y frenar la burricie que desinfla las Humanidades
Alfonso Vázquez www.laopiniondemalaga.es 11/02/2023
La anécdota la protagonizó hace unos años un experto en trashumancia política y de profesión ‘su partido’, es decir, de los que se ponen «a disposición» de su formación política como forma perpetua de vida y salga el sol por Antequera.
Este servidor público, pese a haber ocupado las más altas instancias, confundió en un magno foro de Málaga capital nada menos que el latín con el inglés, con lo que evidenció una laguna cultural tan grande como la Estigia.
Cierto que el dominio de las lenguas clásicas y de la cultura grecorromana no libra a quien lo disfruta de ser un perfecto majarón y ahí tenemos el caso inequívoco de Boris Johnson, pero sin duda, conocer los fundamentos de nuestra civilización y la fuente de la que nace nuestro idioma es una de las mejores mochilas con las que caminar por la vida. Sumergirse en el mundo de Grecia y Roma, conectado a su vez con el más arcano de Oriente Medio, abre caminos fascinantes a quien lo explora, amén de ofrecer claves y respuestas sobre los misterios de la existencia, consejos válidos pese a haber sido escritos hace un caudal de siglos. La gran divulgadora Irene Vallejo lo deja bien claro en sus obras.
Por eso, hay que aplaudir iniciativas de resistencia frente a la burricie administrativa que está segando las Humanidades. Una de las más tenaces es Mane Latina Malacitanum, un círculo de amantes del latín que en Málaga se reúne de forma periódico para perfeccionar el manejo de la lengua de Cicerón, Lucrecio, Virgilio, Apuleyo y compañía.
Quizás sean los ‘últimos de Filipinas’ en un sistema educativo cada vez más volcado hacia el rendimiento mercantil, algo que denuncia con gran acierto el italiano Nuccio Ordine, que critica que muchas universidades sean granjas de cría de futuros CEO (Chief Executive Officer, nada del inteligible ‘director general’, of course).
Como ya contó el año pasado el autor de estas líneas, este grupo de aficionados al latín, por medio de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, organiza visitas guiadas al Museo de Málaga.
Resulta fascinante escuchar, en la Sección de Arqueología y en la lengua de la antigua Roma, las explicaciones de estos entusiastas acerca de piezas, ya sean esculturas mitológicas, bustos de generales, de emperadores o bien modestas inscripciones en recuerdo de un ser querido. Evidencian que el mundo clásico convive con nosotros, forma parte de los malagueños y europeos del siglo XXI y sólo hace falta que pongamos a punto los sentidos para enlazar con lo que entronca con nuestra herencia como ciudadanos. Que no decaiga.
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