Roma | EFE 01/02/2007
Por un precio reducido, cuatro euros y medio, los curiosos podrán ver trabajar de cerca a los arqueólogos
Los visitantes que quieran entrar próximamente en la casa romana del emperador Nerón, la Domus Aurea, que está en obras desde hace un año y ahora ha sido abierta por restauración, necesitarán protegerse la cabeza con un casco. De hecho y aunque en un principio los comunicados de prensa hablaban de la reapertura de la Domus Aurea, la Superintendencia Arqueológica de Roma ha resaltado que lo que realmente se abre al público son las obras de restauración.
La idea pretende retirar el cartel de ‘cerrado por reparaciones’ que se colocó en diciembre de 2005 por el riesgo de derrumbe, tras un otoño muy lluvioso y por falta de labores de mantenimiento. No obstante, la situación de deterioro en la que se encuentra la Domus Aurea ha obligado a reducir la visita a un tercio de lo que hasta hace poco más de un año se podía ver y en el itinerario no está incluida la Sala Octogonal, la más importante de lo que queda de la fastuosa residencia imperial.
Pero la visita tiene sus alicientes, ya que los recorridos entre los andamios se harán guiados con un experto que introducirá al público en los misterios tanto de la Domus Aurea como de la arqueología. Por un precio reducido, cuatro euros y medio, los curiosos podrán ver trabajar de cerca a los arqueólogos y observar cómo limpian, por ejemplo, los frescos de la Bóveda Dorada, uno de los lugares que otrora deslumbraban a quien en tiempos de Nerón, representante del Sol en la Tierra, iba a la que quería ser la Casa de la Luz. Un deslumbramiento que producía gracias al juego de la luz y sus reflejos en los mármoles de las paredes y oros de los techos, y que hoy cuesta imaginar debido a que la Domus Aurea fue enterrada durante la construcción de las Termas de Trajano.
A cambio, los visitantes podrán ver trabajar a los arqueólogos a una distancia de apenas unos centímetros tanto de los especialistas como de los frescos ya que, protegidos con el casco, subirán a los andamios colocados en la bóveda. Además del casco por motivos de seguridad, las visitas tendrán un cupo máximo de veinte personas que, después al llegar a la bóveda, se dividirán en dos de diez para poder subir a lo alto del andamio.
Deterioro por la humedad
Los interesados podrán observar, además, en algunas de las salas y galerías, el grave deterioro que obligó al cierre de la Domus Aurea, provocado por la humedad y las filtraciones de agua. La arqueóloga Irene Vignatelli, que hoy guió la visita de un reducido grupo de periodistas, explicó que el grado de humedad en invierno dentro de la Domus Aurea «alcanza entre el 83 y el 99 por ciento» y que supone el peor enemigo de los muros y las obras de arte que encierra.
En otra sala, la del Ninfeo, se puede observar cómo quedan los frescos y los muros después del trabajo minucioso de los arqueólogos. Las labores de restauración que se llevan a cabo en la actualidad sobre ese tercio visitable de la mansión imperial suponen un costo de unos cinco millones de euros, sin que hasta ahora se haya dado una fecha para la apertura de la Sala Octogonal.
Aunque, no obstante, «las reparaciones en la Domus Aurea serán para siempre, porque su mantenimiento debe ser constante», según ha indicado hoy Vignatelli. La Domus Aurea fue reabierta parcialmente al público en 1999, cuando se podían visitar 32 de sus 150 estancias y, hasta su cierre en 2005, cada día recibía a un millar de personas.
ENLACES:
La Domus Aurea en wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Domus_Aurea