Carles Mulet | Palma www.diariodemallorca.es 15/10/2008
El centenar de objetos recuperados en Palma y Llucmajor descansan desde hoy en la calle Portella. Las investigaciones se centran en los yacimientos usurpados.
El Museu de Mallorca custodia desde esta mañana el centenar de piezas arqueológicas incautadas recientemente en dos viviendas de Palma y Llucmajor por el Grupo Especial de Respuesta al Crimen Organizado de Balears (GRECO). Identificado el conjunto, ya inventariado e integrado como patrimonio del Consell, las investigaciones se centran ahora en concretar la ubicación de los yacimientos submarinos expoliados.
El Informe Arqueológico emitido desde la dirección insular de Patrimoni Històric perita la diversa procedencia del material recuperado, datado tras su estudio en cuatro épocas distintas. Su precio de mercado se calcula entre los 50.000 y los 90.000 euros, una estimación que podría «incrementarse sustancialmente» si se confirma la exclusividad de algunos de sus elementos.
Analizadas las piezas se han identificado tres conjuntos cerámicos bien diferenciados, amén de un lote de materiales metálicos -«algunos sin mucho interés»- donde despunta un lingote de época romana. De las terracotas etiquetadas como ´grandes contenedores´, la más antigua es una ánfora púnico-ebustiana fechada entre el siglo IV aC. y el I dC. Destaca en el conjunto una pieza greco-itálica datable entre los siglos III y II aC. Asimismo se han encontrado ánforas africanas (III-V dC.) y varios conjuntos Dressel (I aC.-I dC. / I-III dC).
De tamaño menor, o ´pequeños contenedores´, se han computado una decena de jarras. Sobresale un conjunto medieval con piezas islámicas y cristianas fechadas entre los siglos XI y XIV. Otras dos de los cántaros recobrados podrían ser romanos, aunque su cronología no se ha podido precisar. El resto de material lo conforman tapadoras de ánforas, fragmentos de cerámica común (platos, urnas, ollas…) y una figurita de terracota identificada como una Demer-Tanit (III-II aC.)
Un expolio estudiado
De la miscelánea de ánforas localizadas, algunas están reconstruidas con fragmentos de distinta tipología, «un grosero corta y pega» que induce a pensar que los poseedores del conjunto incautado se dedicaban a su venta. La hipótesis queda reforzada por el «pequeño taller» instalado en uno de los domicilios registrados. Y por el hecho de que algunas piezas han pasado por un tratamiento desalador. Así lo confirmó ayer Biel Cerdà, director Insular de Patrimoni, convencido de que los expoliadores «hacía un tiempo» que estaban actuando. «Es muy difícil encontrarlos», reconoció, remitiendo a la azarosa circunstancia de este hallazgo; en un principio una operación policial contra el tráfico de estupefacientes. «Esperemos que esto coaccione a los que tengan ganas de seguir con los expolios».