Nedim Hasic | Srebrenica | EFE 02/05/2009
La triste imagen de Srebrenica, símbolo de la guerra bosnia por la matanza de 8.000 musulmanes en 1995, ha empezado a cambiar con la llegada de arqueólogos y unos primeros turistas, atraídos por las excavaciones en un importante yacimiento de la época romana.
La pequeña localidad de Skelani, a unos 40 kilómetros de Srebrenica y perteneciente al municipio de esta ciudad del este bosnio, fue durante el Imperio Romano el centro político de la Región Oriental de la Provincia de Dalmacia.
Lo han confirmado las nuevas investigaciones de los especialistas bosnios en arqueología, encabezados por Mirko Babic, director del Museo de Semberija en Bijeljina (Bosnia nororiental, en el ente serbio), que, iniciadas hace dos meses después de más de un siglo de pausa, revelaron unos restos arqueológicos únicos de la antigüedad.
Hace 112 años trabajaron en la zona de Skelani arqueólogos austro-húngaros con el conocido científico Karlo Patsch, recordó Babic en declaraciones a Efe. «Tanto entonces como ahora, Skelani estaba en el fin del mundo», lejos de las importantes comunicaciones viales, añadió.
«No obstante, Patsch y su equipo encontraron en 1896 en esa localidad 80 monumentos de los siglos I, II y III. Depositaron los descubrimientos en una habitación de una basílica del yacimiento y los prepararon para su transporte a Sarajevo o a Viena», dijo Babic.
Una gran inundación que afectó entonces la zona, situada a la orilla del caprichoso río Drina, modificó el relieve y recubrió el yacimiento. Según Babic, «Patsch y sus arqueólogos ya no tenían ganas ni voluntad de volver a excavar los monumentos. Desde entonces a nadie se le había ocurrido iniciar nuevas investigaciones».
El experto asegura que algunos de los hallazgos de Skelani y Srebrenica son de los más importantes de la época romana en los Balcanes. Los romanos gobernaron en estas tierras durante casi cinco siglos, desde el año 9 hasta la caída del Imperio, en el 476.
En las nuevas investigaciones, los arqueólogos bosnios han excavado 30 monumentos dedicados a Júpiter, Marte, Mitra y otras divinidades, una basílica, mosaicos, restos de la ciudad y de un palacio imperial, una necrópolis, y otros objetos.
Los hallazgos se guardan ahora en el descuidado edificio de una antigua institución cultural en Skelani, cuya reconstrucción para convertirlo en museo debería ser financiado por el Gobierno serbobosnio al término de las investigaciones arqueológicas.
Babic había concebido ya antes de la guerra bosnia (1992-1995) la idea de investigar en la zona de Skelani, cuando tras años de búsqueda de documentación de los austro-húngaros halló algunos escritos en el Museo Nacional en Sarajevo, donde trabajaba entonces.
«Tenía el dato de que la basílica en la que fueron depositados los objetos hallados por Patsch estaba a una distancia de 750 pasos de una comisaría de la gendarmería de aquel tiempo. Pero no sabía por qué lado», explicó Babic. «Nadie, absolutamente nadie, en Skelani pudo recordar que una vez en esa zona hubo excavaciones arqueológicas», agregó.
Un día, escogió un punto para empezar. Fue cerca de la casa de una anciana, Anka Ivanovic. Sus parientes le permitieron iniciar las excavaciones en el espacio de cuatro metros de ancho entre la casa y el establo. Al tercer día de las labores, Babic encontró ya unos primeros indicios de que allí pudo estar la parte de la basílica en que estaban depositados los objetos hace más de un siglo.
Skelani, a la orilla del Drina, río fronterizo entre Bosnia y Serbia, es, como siguen afirmando sus ciudadanos, el fin del mundo. No se capta ninguna emisora de radio, sólo se ve un canal de televisión, el primero de la emisora de la televisión pública serbia RTS, y no llega la prensa diaria. Pero ya empiezan a acudir turistas, aunque pocos todavía. El primero de ellos fue un japonés, recuerdan los vecinos.