Pablo Ordaz | Roma www.elpais.com 12/01/2012
El dueño de los zapatos Tod’s amenaza con dejar de sufragar las obras del anfiteatro.
El Coliseo romano y la política italiana compiten en deterioro. Hace un año justo, y ante la situación de ruina que compartían el monumento y las arcas del Estado, el Gobierno de Silvio Berlusconi decidió privatizar la restauración del anfiteatro construido en el siglo I. El beneficiario resultó ser el conocido empresario Diego della Valle, dueño de la empresa de zapatos Tod’s, quien a cambio de pagar los 25 millones de euros de la restauración, tendría derecho a explotar de forma exclusiva y durante 15 años la imagen del monumento. Ahora se ha descubierto que la adjudicación, realizada a dedo tras haber quedado desierto el concurso de mecenazgo, no fue del todo transparente. Y el dueño de Tod’s, al sentirse en tela de juicio, amenaza con romper el contrato y dejar en suspenso la restauración.
La historia ya nació con polémica. El sindicato UIL (Unión Italiana del Trabajo), muy atento a las cuestiones relacionadas con el patrimonio histórico y cultural, denunció la rapidez con que se tramitó la concesión, su opacidad y el hecho de que, al menos durante 15 años, el Estado -según la Constitución italiana, el responsable del Coliseo- «no pueda decidir libremente sobre el uso y la imagen del monumento». El secretario general del sindicato, Gianfranco Cerasoli, ya dijo entonces que no tenía nada contra la empresa de zapatos, pero sí contra la forma en que los hombres de Berlusconi habían gestionado un asunto tan delicado.
A raíz de aquella denuncia sindical, las autoridades italianas que velan por la competencia acaban de encontrar indicios de irregularidades en la concesión, y tanto la Fiscalía como el Tribunal de Cuentas han iniciado una investigación. La reacción de Della Valle ha sido inmediata. En la mañana del jueves, se presentó en el despacho del actual ministro de Bienes Culturales, Lorenzo Ornaghi, para comunicarle su determinación a abandonar el proyecto de restauración. El ministro de Mario Monti, según una nota oficial, le pidió que se lo pensara hasta ver en qué terminaba la investigación.
«No hemos pedido nada a cambio»
Ante los medios de comunicación, el dueño de Tod’s también mostró su disgusto: «Para la restauración del Coliseo no hemos pedido nada a cambio. No hay intercambio comercial. He oído y leído estupideces y cosas ridículas. No existe la posibilidad de utilizar el logo del Coliseo, no existe ninguna contrapartida. Pero pensamos que era una buena operación que un grupo italiano hiciera algo por la imagen y por el bien del país».
Se da la circunstancia de que Diego della Valle, quien además de propietario de la empresa de zapatos es socio de los almacenes Saks y del grupo editor de Il Corriere de la Sera, publicó durante la agonía política de Silvio Berlusconi una página de publicidad en los principales periódicos en la que ponía a caer de un burro a la clase política: «Son personas incompetentes y no preparadas, que no tienen percepción alguna de los problemas del país ni de la gravedad del momento y menos aún una visión global de los escenarios futuros». Della Valle pedía transparencia, justo lo que ahora la investigación pone en duda.
Víctima del tiempo, los políticos y las palomas, el Coliseo deja caer de vez en cuando algunos trozos de piedra caliza. La última vez fue el 26 de diciembre. Es su manera de quejarse. El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, no quiere ni pensar que Della Valle haga bueno el refrán -zapatero a tus zapatos? y retire sus millones: «Es una locura bloquear la restauración del Coliseo. ¿Queréis que se caiga a pedazos-«.
ENLACES: «Numerus clausus» para el Coliseo
El Ayuntamiento de la capital italiana establece en 6.000 la cifra máxima de visitantes en el interior del anfiteatro para «disfrutar mejor con la visión».