Barcelona www.acec-web.org 18/12/2012
El catedrático Carlos García Gual inauguró el acto con una conferencia sobre la influencia de las obras homéricas en la cultura castellana.
La primera sesión de las Jornadas Poéticas de la Asociación Colegial de Escritores de Catalunya (ACEC), celebradas ayer lunes 17 de diciembre en el Aula Josep M. de Sagarra del Ateneu, pusieron de manifiesto el valor y la vigencia de los clásicos. Con el enunciado de “Poesía en tiempo de crisis y de guerra”, las Jornadas de la ACEC de este año abordan el desarraigo y el exilio como elementos de la creación poética.
El catedrático y Premio Nacional de Traducción, Carlos García Gual, inauguró las Jornadas con la conferencia “La Ilíada, inaugural de la poesía occidental y de la poesía de guerra”, García Gual, una de las autoridades más relevantes de los estudios greco-latinos en España, comparó la influencia –y competencia– que han tenido la Ilíada y la Odisea en la cultura española y occidental, subrayando la validez y la vigencia de la obra de Homero en nuestros días: “Homero fue el educador de los griegos y el maestro de los occidentales”.
García Gual recorrió el camino que han tenido las dos obras homéricas en la cultura castellana desde las primeras traducciones: La Odisea (en1580) y La Ilíada (en 1785) y destacó el curioso hecho de que haya habido más ediciones de la segunda que de la primera, a pesar de ser más difícil y menos leída. El catedrático calificó de injusto el canon occidental de Harold Bloom, al olvidarse de los griegos y los latinos y empezar con la Divina Comedia.
En su lección magistral, seguida con mucha atención por el auditorio, García Gual resaltó la precisión homérica: “en su mundo, los troyanos eran tan dignos como los griegos y los guerreros que iban a morir tenían nombres”. “La mirada se detiene en aspectos concretos de la vida”, añadió.
En la posterior mesa redonda, con el título de “El desarraigo como causa poética”, la catedrática Rosa Navarro y el ensayista e impulsor de revistas de poesía Alfonso Alegre Heitzmann trazó –moderados por Matías Néspolo– las dicotomías entre el yo poético, la pertenencia a una tierra, el exilio y el heroísmo. En su exposición, Rosa Navarro situó el siglo XIX y el Romanticismo como la frontera en la que el arraigo entraba en la poesía: “es cuando aparecen los grandes nombres, los cantos y los desarraigos y cuando el yo poético se funde con el yo real, ya que florecen la subjetividad y los sentimientos; hasta entonces no existían sentimientos heroicos”. Navarro recurrió a Ivanhoe como un referente del desarraigo, que tenía marcado en su propio escudo.
La catedrática de la UB recalcó el valor de la poesía popular, “que es tan rica y variada que las mujeres toman la voz, que hasta ahora no tenían, y abre diversas posibilidades de expresión”. Navarro citó a Francisco Ayala, Elías Canetti y Tomás Segovia como referentes del desarraigo por sus trayectorias personales e intelectuales.
Por su parte, Alegre Heitzmann centró su intervención en el exilio: “el desarraigo como causa poética es inmensa”. Alegre Heitzmann resaltó que “no hemos asumido el desarraigo; es como si con el exilio nuestros poetas no hubiesen vuelto” y recurrió a la antigua India, Garcilaso y Holderlin para estructurar su discurso, que se frenó en el Romanticismo: “la poesía, a partir de entonces, es diferente”. Alfonso Alegre Heitzmann señaló que “el desarraigo es inherente a la poesía moderna”.
La jornada se clausuró con una lectura de poemas de Teresa Shaw, Sònia Hernández y Josep Anton Soldevila.