Lucia Magi | Bolonia www.elpais.com 20/04/2011
Los agentes descubren una galería subterránea al excavar con una grúa entre las 58 toneladas de inmundicia.
«Hay cosas que pueden pasar solo en Italia. En lo bueno y en lo malo». La voz de Michele Ciarla llega emocionada por el móvil. El Comandante de la Guardia di Finanza de Pozzuoli, macro pueblo de 80.000 habitantes arrimado a Nápoles, acaba de descubrir un mausoleo romano sepultado bajo los escombros de un vertedero ilegal. «Soy un gran estudioso y apasionado de arte antigua: todavía no me creo lo que vi», exclama. Lo que vio y que le dejó sin palabras es un local de unos 15 metros cuadrados, con vueltas y arcos, decorado con estucos y rastros de color en las paredes. Según la Superintendencia provincial se trata de un monumento funerario construido en el II siglo después de Cristo. En pleno estilo napolitano, el comandante cuenta con toda riqueza de detalles y concediéndose varios golpes de efecto teatral. Sin prisa y sin pausa.
«El área es un descampado donde hoy en día está prohibido construir porque sabemos que por allí pasaba una antigua calzada, la vía Domiziana, que llevaba a Roma, y aún se encuentra el arco Felice Vecchio perfectamente conservado». Los arqueólogos estiman que los ciudadanos de la antigua Roma solían construir sepulcros para sus muertos a lo largo de este camino, para encaminarles en el viaje hacia el otro mundo. Los vecinos de la Pozzuoli actual saben que bajo sus pies dormitan restos romanos, seguramente de gran valor, aunque de momento no hay excavaciones. Así que algunos se han organizado por sí solos. Es el caso de la señora de 64 años que, bajo el descampado de 1.700 metros cuadrados que posee, ha encontrado, saqueado y escondido, el mausoleo rescatado hoy por Ciarla y sus hombres. El área está ahora incautada y la señora ha sido denunciada.
«Fuimos a controlar la zona. Encontramos un montón de neumáticos viejos, residuos muy peligrosos que no pueden ser tirados así como así. Y al lado, estaba una gran casa de campo medio destruida. Pero se notaba que había sido derrumbada adrede. Sus ladrillos (58 toneladas) servían para esconder aún más el acceso al monumento subterráneo». Quitando los escombros, el comandante encontró una apertura y un zulo profundo unos tres metros que permitía bajar al local. «Hasta había una escala de madera. Me fue claro de inmediato que por allí habían pasado los tombaroli [ladrones de antigüedades]: muchas estatuillas de estuco habían sido removidas y el ambiente estaba vacío».
La Superintendencia de Pozzuoli confía ahora en que este mausoleo fue construido según las reglas arquitectónicas de la época, es decir con tres habitaciones. Si – como sostiene la superintendente – el local ‘salvado’ hoy es el atrio, faltan dos habitaciones más que llevar a luz. » Visto el antipasto, si hemos llegado antes que los tombaroli, van a ser preciosas. Todo un descubrimiento», dice Ciarla.