Luis Sánchez Moliní www.diariodesevilla.com 29/09/2005
Artifex. Ingeniería Romana en España se inaugurará en Sevilla dentro del marco del XII Congreso Mundial de Amigos de los Museos (del 18 al 22 de octubre).
Un tornillo de Arquímedes, una bomba de Ctesibio, maquetas sobre la construcción de puentes y diques, los procesos de elaboración de perfumes, el arte de la fundición del bronce a cera perdida o el sistema de construcción de una calzada, son algunos de los contenidos que componen la exposición Artifex. Ingeniería Romana en España, que se inaugurará en el Museo Arqueológico de Sevilla dentro del marco del XII Congreso Mundial de Amigos de los Museos (del 18 al 22 de octubre).
Diseñada por el ingeniero e historiador de la técnica de la Universidad de Granada Ignacio González Tascón, la exposición se ha concebido como un "recorrido didáctico en el que el espectador pueda comprender todo lo relacionado con la cultura material durante la época que los romanos dominaron la Península Ibérica".
Aunque no se compone de grandes piezas arqueológicas de valor artístico, sí se puede afirmar que la muestra está dotada un gran interés para comprender la mentalidad y vida cotidiana de un pueblo que hizo de la ingeniería su mayor virtud. Otras de sus virtudes es que, gracias a ella, se ha desplegado una amplia labor investigadora por la que se han llegado a comprender los procesos técnicos usados por los romanos. Es el caso de la reconstrucción de una bomba de pistones de bronce usada para achicar agua de las minas o las construcciones, regar y extinguir incendios. Para ello, los expertos dirigidos por González Tascón desmontaron la existente en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (el mejor ejemplar que se conserva en todo el mundo) y reconstruyeron las piezas que le faltaban. El resultado es la reproducción exacta que ahora se podrá ver en Sevilla.
Tascón también destaca la curiosidad de la reconstrucción de una ventana de lapis specularis. "Los romanos apenas dominaban la técnica del vidrio. Por ello, las clases acomodadas y los edificios públicos como las termas sellaban los vanos con este yeso transparente. Esto se dio sobre todo en la época del Imperio, y personajes como Séneca (que era muy conservador) se quejaba amargamente de que las termas parecían lugares disolutos donde la gente iba a tomar el sol". Precisamente, una de las mayores minas del orbe romano de este mineral se encontraba en Segóbriga (Cuenca).
El hormigón hidráulico (puzolana en español antiguo), otra de las grandes aportaciones de Roma a la técnica, tiene su representación en la exposición. "Fue decisivo –explica el historiador– para la cimentación de los puentes, diques y puertos que se construyeron durante el periodo, ya que podía fraguar bajo agua. Estaba compuesto por polvo volcánico, arena y piedra. La tecnología tardó siglos en superarlo".
Pero la muestra no se queda en los grandes ingenios de construcción. Cuestiones como los tintes, la perfumería, la fundición de los metales, la minería, el sistema de pesas, la red de calzadas, la salazón del pescado o la elaboración del garum (una salsa de pescado muy usada y codiciada en la cocina romana y que algunos han llamado el ketchup de la Antigüedad) forman parte de su contenido. Como novedad, el Museo Arqueológico de Sevilla expondrá algunas de sus piezas relacionadas con la ingeniería y la artesanía romana.
Inaugurada en el Museo Arqueológico Nacional (Madrid) en 2002, la muestra –que se clausurará el 8 de enero– inicia en la capital andaluza una gira que la llevará a distintos puntos de la geografía nacional. En el proyecto han colaborado el Centro de Estudios y Experimentación de Obras públicas-Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas (dependiente de Fomento), la Fundación Juanelo Turriano y el Ministerio de Cultura. A Sevilla llega gracias a la Fundación Itálica de Estudios Clásicos, que también es la anfitriona del Congreso Mundial de Amigos de los Museos.