Elisabetta Povoledo | Herculano, Italia www.nytsyn.com 22/11/2012
Son fotografías dolorosas de una muerte repentina: grupos apiñados de restos esqueléticos en lo que otrora fueron bodegas frente a la playa, inmortalizados para la eternidad cuando el monte Vesubio extinguió a esta antigua ciudad romana en 79 d.C.
“Murieron de choque térmico cuando esperaban que los salvaran por el mar”, dijo hace poco el arqueólogo Doménico Camardo, cuando estudiaba docenas de modernos moldes de esqueletos de habitantes de antaño. Tenían alhajas, monedas, hasta “20 llaves, porque esperaban regresar a sus casas”, agregó Camardo. “No entendían que todo estaba a punto de acabar”.
Excavadas por primera veza hace unos 30 años por los arqueólogos, hace poco se acondicionaron las bodegas con pasarelas y rejas para dar acceso a estos retablos escalofriantes, que pronto se abrirán al público en ocasiones especiales.
Revivir la historia para un público moderno “es una de las cosas hermosas que nos toca hacer”, indicó Camardo, el principal arqueólogo del Proyecto de Conservación de Herculano, una iniciativa conjunta del Instituto Packard de Humanidades de Los Altos, California; la autoridad local del patrimonio artístico, y la Escuela Británica en Roma. El proyecto, una insólita empresa pública y privada, ha administrado efectivamente el sitio durante más de una década, y posibilitó tareas completas, como pasarelas hasta los moldes de los esqueletos.
Comparada con su vecina vesubiana, la más famosa Pompeya, donde los funcionarios locales, limitados por los fondos gubernamentales inadecuados y mal administrados, han batallado de tiempo atrás para conservar y proteger el extenso sitio al aire libre – e, incluso, para evitar el periódico y muy publicitado colapso de muros _, Herculano se ha convertido en el caso clásico de una conservación arqueológica exitosa.
Por muchos años, los arqueólogos y conservadores han emprendido lo que describen como “trabajo invisible” aquí, como la instalación de rentables techumbres o la reactivación del drenaje romano bajo la antigua ciudad para que los edificios puedan drenar el agua de lluvia otra vez. En lugar de concentrarse en un conjunto de frescos, por decir algo, o en una casa en particular, “hemos estado razonando en términos más amplios”, explicó Camardo. “Esto se lleva más tiempo, y es muchísimo menos llamativo porque estás viendo drenajes y desagües, pero al final es más efectivo”.
Además del tiempo, el trabajo también requirió de los profundos bolsillos del filántropo estadounidense, David W. Packard, el hijo de uno de los fundadores de Hewlett Packard, quien ha superado los recursos estatales metiendo discretamente más de 20 millones de dólares al proyecto en los últimos 12 años, creando un equipo de especialistas, casi todos italianos, para reforzar al personal local del patrimonio.
Aunque evita la publicidad y declinó una entrevista para este artículo, Packard ha estado “muy involucrado personalmente” y se le informa constantemente de lo que pasa y visita el sitio con regularidad, dijo Jane Thompson, la gerente del Proyecto de Conservación de Herculano. “No sólo es cuestión de patrocinio”.
Participa en el consejo que supervisa el proyecto y el año pasado se convirtió en ciudadano honorario de la ciudad moderna de Ercolano. Actualmente está involucrado en discusiones sobre la construcción de un museo nuevo, que albergaría artefactos del sitio y también funcionaría como centro de conservación.
“La gente de Packard realmente ha comprometido a la comunidad y las autoridades locales para que sientan que es su proyecto”, notó Daniel Berger, un consultor del Ministerio de Cultura, quien ha fungido como enlace en el proyecto Packard.
“Han hecho que el monumento se vuelva una fuente de orgullo, y de ingresos”.
Maria Paola Guidobaldi, la directora del sitio por parte del Ministerio de Cultura, fue tan lejos como para decir que el apoyo del Instituto de Humanidades Packard “nos permitió salvar el sitio”. El gobierno italiano adjudica unos cuatro millones de dólares anuales a Herculano, dijo, pero los fondos de Packard han permitido que los conservadores trabajen en forma más estructurada y previsora. “Ha sido una experiencia extraordinaria que esperamos continuará porque todavía hay mucho qué hacer”, expresó.
Una racha de derrumbes en los muros y otros percances en Pompeya, incluido el incidente a finales de este verano, cuando una viga de apoyo se colapsó en la llamada Villa de los Misterios, colocó sus problemas de preservación bajo reflectores poco favorecedores en extremo. En 2011, la Unión Europea adjudicó 135 millones de dólares en cuatro años para salvaguardar a Pompeya, pero expertos concuerdan en que los problemas ahí van más allá de la falta de fondos, e incluyen problemas de administración e inercia burocrática.
Sin embargo, funcionarios en Herculano dicen que el sitio no estaba en condiciones significativamente mejores cuando llegó el equipo Packard en 2001. (Se describió a Herculano en una conferencia europea en Roma, en febrero de 2002, como el peor caso en el mundo de un sitio arqueológico en decadencia extrema, sin que hubiera una guerra civil para justificarla.) “Era un desastre total pero con razones muy complejas, cuya comprensión se llevó su tiempo”, dijo Sarah Court, una portavoz del Proyecto de Conservación de Herculano, recordando que cerca de dos tercios de la ciudad antigua estaban cerrados al público, y que la degradación – mosaicos que explotaban, techos que se colapsaban, frescos que se descascaraban – era generalizada.
Prácticas administrativas más integradas y la apertura del enfoque inflexible y vertical que es típico de la burocracia italiana han ayudado a colocar a Herculano en un camino más exitoso. También se han cultivado formas nuevas de apoyo, y se han emprendido colaboraciones con otros socios no gubernamentales, tanto italianos como internacionales, en apoyo a la autoridad del patrimonio público.
La Unesco está trabajando en sitios vesubianos y estudiando cómo Herculano podría ser modelo para otros sitios del Patrimonio de la Humanidad, en particular los de países mediterráneos y árabes. “Packard es la versión saludable de la filantropía que nos permite aprender lecciones que, esperamos, puedan usarse más allá de Herculano”, señaló Court.
La experiencia, hecha posible por la concienzuda conservación de Herculano, puede ser visceral para los visitantes.
“Pompeya es espectacular; Herculano, más real”, dijo Judy Lawrence de Inglaterra, quien estuvo en ambos sitios este verano. “Este lugar te hace llorar”.
FUENTE: http://noticias.latam.msn.com/co/especiales/nytsyn/articulo.aspx?cp-documentid=254827770