Santiago Carbonell | Universidad de Alicante 17/01/2011
(Artículo publicado en Estudios Clásicos nº 137, 2010, pág. 85-95)
La crisis no es, por desgracia, un fenómeno desconocido para los que nos dedicamos a la filología clásica. Lo venimos escuchando desde tiempos casi inmemorables. Los estudios clásicos no sólo parecen estancados, sino irremediablemente abocados a su desaparición.
La cuestión del método está hoy más viva que nunca, habida cuenta del evidente fracaso del sistema tradicional. Cada vez más profesores demandan y crean materiales adaptados a las nuevas realidades sociales. La intención de nuestro artículo es presentar sucintamente algunos de los enfoques metodológicos más recientes del griego antiguo encaminados a potenciar tanto las destrezas escritas como orales de nuestros alumnos a nivel de comprensión y de producción textual.
La competencia lingüística, y no el conocimiento pasivo de la teoría gramatical, constituye el único objetivo posible de una didáctica que devuelva a nuestros estudios clásicos su utilidad tan largamente cuestionada.
Poco han cambiado las cosas desde que J. Jiménez Delgado, profesor a la sazón en la Universidad Pontificia de Salamanca, publicara en EClás de 1959, en un artículo titulado “El latín y su didáctica”, lo siguiente: “Si queremos dar eficacia a la didáctica del latín urge revisar, actualizar y vivificar su metodología. Todas las disciplinas han renovado sus métodos, incluso las lenguas vivas. ¿Por qué habrá maestros que se empeñen en seguir con procedimientos anticuados, sobre todo teniendo en cuenta la disminución en el horario de clases y el desinterés de la sociedad actual y de los mismos alumnos por el latín? Forzoso es rejuvenecer el viejo árbol de la enseñanza de esta noble disciplina si queremos recoger mejores frutos”.