J.R. www.expreso.info 22/02/2010
Jordania ha sabido conservar el peso de su historia y lucir para el visitante el legado de las grandes civilizaciones del mundo que se asentaron en este país, conscientes de su ubicación geográfica estratégica entre Asia, África y Europa.
El Reino hachemita es un país rico en historia y cultura adquirida en los períodos romano, bíblico, los inicios del islam y la época de las Cruzadas. Durante este tiempo las antiguas civilizaciones han continuado estando presentes en Jordania, en cada rincón de este impresionante país y en sus habitantes.
La historia de su capital, Amán, comenzó hace nueve milenios, antes de la Edad de Piedra. Repartida por 19 colinas o ‘jebels’, conserva una gran variedad de lugares históricos del Neolítico y de los periodos helenístico, romano tardío e islámico. Su Ciudadela alberga muchas esculturas como el Templo de Hércules, el palacio omeya y la iglesia bizantina, mientras que a sus pies se eleva un teatro romano de 6.000 asientos en el que todavía se celebran acontecimientos culturales.
En el centro comercial de la ‘ciudad blanca’, como se le denomina frecuentemente por la gran cantidad de casas de piedra de pequeño tamaño que alberga, convive el pasado y la modernidad: edificios actuales, hoteles, restaurantes, galerías de arte… y cafeterías tradicionales y talleres de artesanía. Cualquier rincón pone en evidencia el gran valor histórico de la ciudad.
Jerash, una de las ciudades romanas mejor conservada
Más al norte, Jerash rivaliza con la bella Petra en la lista de destinos favoritos de Jordania. Desde hace más de 6.500 años ha estado ocupada por asentamientos humanos, aunque vivió su época dorada durante el dominio romano.
Oculta bajo la arena hasta hace setenta años, hoy puede presumir de ser una de las ciudades romanas mejor conservadas de todo el mundo y un ejemplo perfecto del espléndido urbanismo de las provincias romanas: calles pavimentadas y flanqueadas por columnas, templos en las cumbres de las montañas, impresionantes teatros, plazas públicas espaciosas, baños, fuentes y murallas salpicadas de torres y puertas.
Conserva, además, una sutil mezcla de oriente y occidente, ya que ambas culturas se mezclaron y convivieron durante siglos a través de la arquitectura, la religión y los idiomas.
Entre los grandes atractivos de Jerash cabe destacar el Arco de Adriano, construido para conmemorar la visita de este emperador en el año 129 dC, y el hipódromo, un enorme estadio con 245 metros de longitud y 52 de ancho con capacidad para 15.000 espectadores, construido entre la mitad del siglo II y el siglo III dC.
Aquí se pueden revivir los días de gladiadores y aurigas gracias a una representación teatral diaria llevada a cabo por el proyecto RACE (Representación del ejército y las cuadrigas romanas).
Destaca también el Festival de cultura y arte de Jerash, celebrado a finales de julio y principios de agosto, que cuenta con una gran variedad de cantantes, grupos musicales y folclóricos, y recitadores de poesía. Las calles con columnas, plazas y teatros de la ciudad proporcionan lugares únicos para estas representaciones.
Otra ciudad relevante por su carga histórica y cultural es As-Salt, el que en su día fue un gran vínculo comercial entre el desierto del este y del oeste, un lugar muy significativo para los gobernantes de la región.
Romanos, bizantinos y mamelucos contribuyeron al crecimiento del lugar, pero a finales del siglo XIX y principios del XX, durante el dominio otomano, As-Salt vivió su época dorada, ya que aquí se estableció la base administrativa de la región. Conforme fue aumentando la importancia de la ciudad, muchos mercaderes construyeron las bellas casas que aún hoy se pueden admirar, espléndidas construcciones hechas de arena amarilla que incorporan una gran variedad de estilos locales y europeos.
Además, en As-Salt se encuentra la tumba-santuario de Job, una de las figuras patriarcales más antiguas de la Biblia, así como del profeta Jetro, suegro de Moisés, y de Gad y Aset, hijos de Jacob.
Asentamientos con 18.000 años de historia
Pella, situada en las estribaciones del valle del Jordán, cuenta con antigüedades que datan de la época del Antiguo y Nuevo Testamento. Es el lugar al que escaparon los primeros cristianos perseguidos de Jerusalén, y cerca de él se han encontrado evidencias de algunos de los campamentos y poblados semi-permanentes más antiguos del mundo, que datan de hace 10.000 a 18.000 años atrás.
Este núcleo ofrece a los visitantes la oportunidad de admirar los restos de un asentamiento calcolítico del año 4000 aC, vestigios de las ciudades amuralladas de las Edades del Bronce y del Hierro, iglesias bizantinas, barrios residenciales islámicos y una pequeña mezquita medieval.
Umm Al-Jimal, la ciudad más oriental de las poblaciones del norte, llama la atención por sus construcciones creadas casi exclusivamente con piedras de basalto: los marcos de ventanas y puertas, los alféizares, dinteles y, en ocasiones, las puertas, se fabricaban de este material. Aquí se pueden visitar los barracones de gran altura con su pequeña capilla, varias iglesias, numerosas cisternas de agua abiertas y techadas, y los vestigios de un fuerte romano, entre otros atractivos de la ciudad.
En la ruta de las ciudades del norte con una gran carga histórica y cultural se encuentra también Umm Qays. Su referencia religiosa es notable, ya que aquí es donde Jesús hizo el milagro de los cerdos de Gadara, un demente que vivía en las tumbas cercanas a la entrada de la ciudad.
Jesús alejó de él los malos espíritus y los dirigió hacia una manada de cerdos que empezaron a correr por la colina, cayeron a las aguas del mar de Galilea y se ahogaron. Recientemente se ha descubierto una basílica de cinco naves del siglo IV, y según sus ornamentos en este lugar se creía que Jesús había realizado su milagro.
En el pasado, esta ciudad fue considerada un importante centro cultural: fue el hogar de varios poetas y filósofos clásicos como Teodoro, fundador de la escuela retórica de Roma. Un poeta describió a la ciudad como ‘la Nueva Atenas’.