Mª Elena Vallés | Palma www.diariodemallorca.es 08/11/2009
Notables descubrimientos en una campaña de verano afectada por la demora de las subvenciones y con yacimientos parados.
«No es una situación muy normal cobrar la subvención después de llevar varios meses con la excavación terminada», señala el arqueólogo de la Universitat de les Illes Balears Manuel Calvo. El resto de compañeros responsables de proyectos que acaban de conseguir la ayuda del Consell comparten opinión. Éstos son: Son Peretó y Hospitalet Vell en Manacor, sufragados con 25.000 y 30.000 euros respectivamente; Closos de Can Gaià, con 30.000 euros; Puig de Sa Morisca, también con 30.000 euros; y Ses Païsses, con 14.000.
Asimismo, otras dos excavaciones han podido desarrollarse en los meses anteriores porque las fuentes de financiación han sido otras y llegaron a tiempo. Por un lado, se trata del yacimiento de Pollentia, cuyos trabajos paga el consorcio formado por el ayuntamiento de Alcúdia, el Govern, el Consell y, a partir de ahora, el ministerio de Cultura. Y por otro, cabe recordar las incursiones que los especialistas Miquel Barceló, Helena Kirchner y Mateu Riera realizaron en la Bauma de Ferrutx (Artà), concretamente en una cueva jamás explorada en la que se sospechaba que pudo refugiarse un grupo de la resistencia árabe a las tropas de Jaume I durante la conquista de Mallorca. El proyecto cuenta con la colaboración de la conselleria de Educación y Cultura, la Universitat Autònoma de Barcelona y Sa Nostra.
Pese a estos ocho proyectos en acción, algunos que venían excavando de manera tradicional a lo largo de los veranos se desactivaron. El caso más llamativo es el de Son Fornés, cuya labor –no menos importante– se redujo a restaurar materiales hallados en años anteriores. El Puig de s´Escolà (Llucmajor), Son Real (Santa Margalida) o la cueva des Pas de Vallgornera (Llucmajor) no han conseguido finalmente dinero para ejecutar las excavaciones.
El verano pasado la temporada arqueológica se descorchó entre polémicas. Patrimonio convocó por primera vez una línea de concurrencia pública de subvenciones para proyectos arqueológicos, eliminando así las partidas nominativas, esto es, repartidas a dedo. La idea convenció a la comunidad científica. El problema: la tardanza de la convocatoria, que no se hizo pública hasta julio, mes en que suelen arrancar las campañas, que precisan de al menos 16 semanas de planificación. Los equipos optaron finalmente por reducir las jornadas de trabajo de campo y gastar lo imprescindible con el dinero aportado, en la mayoría de casos, por los ayuntamientos. Pese a los apuros, la riqueza arqueológica de la isla ha vuelto a manifestarse.
Pollentia (Alcúdia)
Los investigadores, a un paso de confirmar que la muralla del foro es de época bizantina (V d. C.)
El equipo de investigadores del yacimiento de Pollentia está a punto de confirmar que la muralla de la zona del foro es de época bizantina (siglo V d. C. aproximadamente). «Podremos saberlo en la próxima campaña», precisa Miquel Àngel Cau, codirector del proyecto junto a Margalida Orfila. Amén de afinar cronologías, el equipo encontró el pasado mes de agosto en el sector este de la ciudad unas estructuras nuevas del siglo III d. C., anteriores a la destrucción de la urbe a causa de un incendio. Una gran cantidad de restos fáunicos, cerámica y monedas completan el botín arqueológico. Laborioso como cada año, el desentierro de cadáveres en la gran necrópolis.
Ses Païsses (Artà)
La fortificación del poblado en el que se consumía vino se construyó entre el 650 y el 550 a. C.
Javier Aramburu ha determinado que fue en un periodo comprendido entre el 650 y el 550 a. C. cuando se terminó de amurallar el poblado talayótico de Ses Païsses. «Hemos corroborado también que la destrucción del poblado llegó con la ocupación romana», defiende. Pese a que el arqueólogo califique la campaña de «ligera», la verdad es que el equipo ha excavado también en un taller del siglo II a. C. donde se llevaban a cabo actividades de metalurgia, molienda de cereales y fabricación de tejidos. «Hemos encontrado un grano de uva que nos dice que estos hombres consumían vino», indica. El medio natural talayótico, un intríngulis que se va despejando.
Puig de sa Morisca (Calvià)
Los talayóticos de la zona mantuvieron intensas relaciones con los pueblos romanos y púnicos.
El contacto de los hombres talayóticos con los pueblos romanos y púnicos no fue una constante en todos los poblados de la isla. El grupo de la Universitat de les Illes Balears (UIB) encargado del proyecto de Morisca corrobora que éste sí fue un lugar de relaciones intensas entre los tres tipos de moradores. La prueba: la gran cantidad de material púnico y romano hallado en la zona. El equipo dirigido por Manuel Calvo y otros profesores de la UIB ha preparado el suelo del poblado que queda fuera de la muralla para excavarlo en la próxima campaña. Entretanto, están en marcha varios estudios: uno sobre la cerámica a torno y otro arquitectónico.
Son Peretó (Manacor)
Los moradores romanos se lavaban los pies antes de entrar en la basílica y enterraban muertos cerca.
Un lavapiés de época romana asociado a una pila bautismal es el hallazgo más destacado de la campaña estival en Son Peretó, que se redujo a tres semanas muy fructíferas. «Es extraño haberlo encontrado aquí, porque la costumbre de lavarse los pies se realizaba en las basílicas de Oriente Próximo», subraya la directora de la excavación, Magdalena Salas. En el sector sur del yacimiento, han aparecido zonas de entierros y una curiosidad. «En una de las tumbas había dos cuerpos. El hábito de reutilizar los sepulcros para más de un cadáver se da sólo en algunos lugares de la península», añade. Reforzar la señalización del yacimiento ha sido otra de las labores realizadas.
Hospitalet Vell (Manacor)
Una casa de la Edad de Bronce con el techo desplomado fue abandonada por el paso del tiempo o un incendio.
El equipo dirigido por Magdalena Salas y Damià Ramis desenterró una naveta de la Edad de Bronce en la que apareció el hogar de la casa –donde hacían el fuego–. «Su estructura es de manual», califica Salas. El equipo está trabajando en estos momentos en la datación de la caída del techo de la naveta, que ha dejado restos como troncos carbonizados o enormes bola de barro. Las analíticas ayudarán a determinar las fechas. Los moradores de esta construcción de 3.500 años la abandonaron o por el paso del tiempo o porque les sorprendió un incendio. Las pruebas de laboratorio despejarán la incógnita.
Closos de Can Gaià (Felanitx)
El suelo empedrado de 3.000 años servía para drenar la primera naveta cuando llovía.
La hipótesis de los científicos al hallar un empedrado de 3.000 años adosado a la naveta I del poblado refería que la zona era un área de trabajo. Teoría que no han podido demostrar los investigadores, porque el material de la superficie está muy dañado merced a las labores agrícolas desarrolladas en Closos a lo largo de los años. «Nos dimos cuenta de que esa superficie servía para drenar e impedir que la construcción se encharcara cuando llovía», aclara uno de los codirectores de la excavación, David Javaloyas. Por otra parte, encontraron también una gran cantidad de carbones de las primeras fases cuyo estudio está en marcha.