J.A.H. | Belorado (Burgos) www.diariodeburgos.es 17/05/2011
Se trata de bloques de cuarcita descubiertos en el Camino de Redoña, Río Verdeancho y eras de Santa Clara con distintas inscripciones que estudia el arqueólogo Carlos Manero.
Las piedras escriben la historia. Así queda reflejado en tres nuevas estelas funerarias de época romana que se han localizado en parajes urbanos. Se trata de tres grandes bloques fluviales de cuarcita, descubiertos en el camino de Redoña, río Verdeancho y eras de Santa Clara.
Carlos Manero Sáez, arqueólogo y estudioso de estos vestigios que tanto aportan para conocer la antigua historia de Belorado, ha traducido las inscripciones de las mismas. En la descubierta en Redoña por el matrimonio Lecue-Osés, dice: «Para Ambato, hijo de Defesto, de 70 años». Segundo Escolar Díez, maestro y académico en las artes plásticas, radicado en Belorado, halló la ubicada en el cauce del río Verdeancho y, recogida y traducida por Manero Sáez, dice así su inscripción: «Para Segilo Etanico Hortenso, hijo de Segontio, de 26 años».
En la tercera piedra, descubierta por Gregorio Romero, fragmentada, se halla conformando la mampostería de una pared de un viejo pajar y reza: «Para Ambata Segontia, de 60 años».
La lectura de estas estelas permite a historiadores, como Carlos Manero, elaborar una síntesis acerca del modo de vida, estructura social, creencias religiosas y otros interesantes datos de los representados en ellas. Las estelas, según Manero, pueden proceder de varios inmuebles aledaños al antiguo convento de San Francisco -ubicado en el centro del actual enclave poblacional-.
En la actualidad, el conjunto epigráfico de Belorado lo conformar una veintena de estelas, además de varias existentes en el museo arqueológico provincial. Otras, procedentes también de la villa y citadas por diversos autores, como L. Huidobro, se hallan en paradero desconocido.
La excepcionalidad y singularidad de estos monumentos funerarios estriba, por un lado en el elevado número de las mismas y, por otro, en el soporte en el que están conformadas. Se trata de grandes bloques fluviales de material cuarcífero (canto rodado), cuya factura tiene muchas analogías con otro conjunto epigráfico localizado en la provincia de León que hace referencia al pueblo vadiniense. Fuera de España encontramos este tipo de soporte en el área de Cuneo, al norte de Italia.
En cuanto a su ubicación en el tiempo, Manero Sáez, señala que pueden enmarcarse en un período comprendido entre los siglos I y III d. C.. Se basa para hacer esta afirmación en que la mayoría de las estelas tienen antropónimos indígenas como Ambatus, Bodanus, Alibius, Bontia, Camalus, etc., pero escritos con grafía latina.
Carlos Manero cree urgente la creación de un espacio permanente para la exposición pública de estos interesantes vestigios para evitar su desaparición o deterioro y mostrarles al público. A este investigador le gustaría trabajar en dos antiguos enclaves como son Ocijo y La Mesa.