María José S. Mayo | Madrid www.elconfidencial.com 19/02/2006
Sigmund Freud convirtió a Electra en un personaje mitológico muy conocido gracias a su identificación del ‘Complejo de Electra’ como aquel que padecen las niñas durante un tiempo (generalmente desde los 3 a los 5 años) al dirigir sus deseos amorosos hacia la figura paterna -igual que en los niños esos mismos sentimientos hacia su madre se identifican como el ‘Complejo de Edipo’. De esta manera se establece con su progenitora una conflictiva relación de celos, miedo y sentimientos de culpa.
Este cóctel explosivo es el que rebosa Lavinia, la gran protagonista y la que da sentido al título de A Electra le sienta bien el luto, un exitoso montaje teatral dirigido por Mario Gas que se puede contemplar en Madrid tras una gira que comenzó el pasado verano con su estreno en el Festival de Mérida.
Los personajes se mueven en torno a Lavinia, una joven de apariencia mayor debido a su perenne rencor y a su costumbre de vestir de negro, que contrasta con la jovialidad de su madre, Cristine, siempre brillantemente vestida de verde. Desde la simbólica escena del principio se marca la rivalidad entre una progenitora que nunca quiso a su hija por ser fruto de un marido, Ezra, que siempre le asqueó, y una hija que la odia por esto y por el trato despectivo que manifiesta hacia su idolatrado padre.
Eugene O’Neill (1888-1956), premiado con 4 Pulitzer y el Nóbel de Literatura en 1936, publicó esta obra -cuyo título original es Mourning Becames Electra– en 1931. Está considerado el gran renovador del teatro en EEUU gracias a su perfecta comprensión de la fantasía y el simbolismo característicos del teatro europeo de su época, así como el realismo de Ibsen (Casa de muñecas). Pero sobre todo es conocido por su utilización de la tragedia griega como base de sus piezas.
Este gusto por lo mitológico se refleja aquí, ya que los Mannon sufren una serie de avatares del destino, realmente incontrolables, y varios personajes de ese pueblo de Nueva Inglaterra de finales de la I Guerra Mundial -el contexto en el que Gas ha situado la historia- como Seth, Amos o el doctor Blake cumplen la función de coro, describiendo la soberbia de una familia que vive en una imponente mansión y se comporta como si todavía fuera la dueña del lugar, algo que sucedió mucho tiempo atrás.
Gas, prestigioso y polifacético director de teatro, cine, televisión, e incluso doblaje, retoma el tema de Electra tras haber protagonizado el montaje homónimo de Antonio Simón y haber dirigido con éxito su premiada Orestiada. Este personaje mitológico femenino fue abordada en las tragedias creadas por Esquilo, Sófocles y Eurípides, pero O´Neill no se basó en ellos al crear esta obra, sino que se inspiró en las renovadoras ideas del psicoanálisis de Freud, que en aquella época lo estaban revolucinando todo. Es por esto que todos sus personajes están tan psicologizados y la culpa, los celos, la obsesión acaban destrozando sus vidas.
El montaje ha renovado la mitad del reparto inicial, incorporando dos actores muy conocidos por sus trabajos para la gran pantalla: Emma Suárez, en el papel de Lavinia, y Eloy Azorín en el personaje de Orin, su pasivo hermano, siempre a la sombra de dos poderosas figuras femeninas.
Lavinia es el motor de la historia, el que hace que todo se desencadene todo para bien y para mal, un ser negativo que destroza las vidas de los seres que tiene a su lado. Es un papel que quizá necesitaba de una actriz de más matices que Emma Suárez, porque todo el peso de la mitad final de la obra recae sobre ella.
Maru Valdivieso esta perfecta en el papel de una rencorosa mujer que busca su placer por encima de todo, y Constantino Romero ejerce perfectamente del Pater familias: su voz, su poderosa presencia, es capaz de eclipsar a cualquiera. Lo mismo pasa con Emilio Gutierrez Caba, con un personaje que da la impresión de ser muy limitado y que él dota de vida y relevancia.
Una escenografía y una iluminación impactante, una música casi terrorífica introducen perfectamente en el drama al espectador. Pero la obra no llega a fascinar como debiera, se hace un poco larga, sin duda porque exigía una mayor brillantez en las interpretaciones de los actores.
Aún así, A Electra le sienta bien el luto se ve con placer: nunca se tiene la oportunidad de contemplar a tan grandes actores juntos bajo la batuta del siempre profesional Mario Gas.
A ELECTRA LE SIENTA BIEN EL LUTO
Director: Mario Gas.
Autor: Eugene O’Neill.
Intérpretes: Constantino Romero (Ezra Mannon), Maru Valdivieso (Cristine), Emma Suárez (Lavinia), Eloy Azorín (Orin), Emilio Gutiérrez Caba (Seth), Bea Segura (Hazel), Ricardo Moya (Amos, Dr. Blake, Small), Albert Triola (Peter).
Lugar: Teatro María Guerrero, Tamayo y Baus, 4. Madrid.
Teléfono: 91 310 15 00.
Fecha: Hasta el 26 de febrero.
Horario: De martes a sábado, a las 20.30 horas; domingos, a las 19.30h.
Precio: De 11 a 18 €. Miércoles, 50 %.