Roma | EFE 12/12/2005
La estatua ecuestre original del emperador Marco Aurelio, uno de los monumentos más importantes de la época imperial, será expuesta al público a partir del 23 de diciembre en los Museos Capitolinos, donde quedará definitivamente emplazada, ha explicado hoy el alcalde de la ciudad, Walter Veltroni.
O al menos todo lo definitivamente que se puede hablar de una estatua que tiene una antigüedad de unos 1.800 años y que ya ha conocido otros emplazamientos.
El último lugar donde estuvo entre 1538 y 1981, fue la plaza del Capitolio, donde se encuentra el Ayuntamiento de Roma.
De ese lugar fue retirada, tras los daños que sufrió a causa de un atentado en el Ayuntamiento, registrado en 1979, y que permitió también observar los males causados al bronce por las inclemencias del tiempo.
Tras nueve años de restauración, se hizo una copia milimétrica de la estatua que fue colocada en el lugar donde estaba la original, sobre el pedestal diseñado por Miguel Angel en 1538, para evitar nuevos daños al bronce.
Pero los cuatro siglos y medio que el genuino Marco Aurelio estuvo expuesto a la vista de los que pasaban ante el Capitolio, crearon un lazo de unión muy fuerte con la ciudad y los romanos, que protestaron durante mucho tiempo por la colocación del falso.
Ahora, olvidada la polémica y convencidos de que es mejor exponer al malo al calor,al frío y la lluvia, el bueno estará bien resguardado en la sala nueva de los Museos Capitolinos, obra del arquitecto Carlo Aymonino, quien en una rueda de prensa celebrada hoy no podía dejar de expresar su ‘emoción’.
La nueva sala se encuentra en el llamado Jardín Romano, donde están las fundaciones del templo de Júpiter Capitolino, un colosal edificio, cuya grandiosidad ha intentado preservar Aymonino.
La nueva dependencia supone el aumento de un tercio del espacio de los Museos Capitolinos y ‘da la justa dimensión’ a la estatua de Marco Aurelio, según Veltroni, que destacó la importancia de la luz en esta la construcción.
Acristalada en la parte superior, la cúpula no sobresale de los edificios que la rodean, por lo que no puede verse desde fuera de los Museos, preservando así el paisaje de la ciudad.
Junto a la estatua de Marco Aurelio se colocará los restos de otro de los monumentos más importantes de la Roma imperial, la colosal cabeza en bronce del emperador Constantino.