J. M. Martí Font | Barcelona www.elpais.com 16/10/2012
“La sociedad romana era puritana” asegura el escritor Valerio Manfredi.
Il Tuffatore (el zambullidor) di Paestum es una pintura encontrada en una necrópolis griega del siglo V antes de Cristo, en la antigua Posidonia, una ciudad griega en la costa adriática de la península italiana. La pintura está dentro de un sarcófago, de manera que el difunto la tenga frente a sus ojos, y representa a un hombre que salta desde lo alto de un muro para zambullirse en un agua cristalina. “Es un vuelo al otro mundo”, apunta el escritor Valerio Massimo Manfredi (Módena, 1943), y enlaza esta potente imagen del mundo clásico con el fascinante salto al vacío del austríaco Felix Baumgartner.
Manfredi, estuvo ayer en Barcelona y participó en una de las Conversaciones de La Pedrera, entrevistado por Jacinto Antón, que lo definió como un “topógrafo de la antigüedad” porque, dijo, reconstruye sucesos que pasaron hace miles de años en geografías cambiantes. Arqueólogo, autor de novelas históricas como Alexandros, la abrumadora trilogía sobre Alejandro Magno, La última legión, sobre el origen del mito de Arturo, o El Imperio de los dragones, sobre una improbable visita de legionarios a China, entre otras, Manfredi combina una gran erudición con la seductora capacidad de contar historias y recrearse en los detalles, las anécdotas, que a menudo son las que contienen la clave del instante.
Julio César, por ejemplo, fue asesinado en lo que hoy consideraríamos un centro comercial de la antigua Roma. La Curia del Senado estaba en obras, por lo que el Senado se reunía en la Curia de Pompeyo, “un lugar donde la gente iba a pasear, había un jardín, tiendas, un mercado y un teatro”. Se sabe, por muchas fuentes directas, añadió, que cayó a los pies de la estatua del derrotado Pompeyo. Toda una paradoja.
¿Era una muerte anunciada? ¿Por qué no se protegió? ¿Que falló? Manfredi piensa que hay algo extraño en la actitud de Julio Cesar, que se desembarazó de su guardia personal tres días antes de morir bajo las dagas. Una guardia compuesta por celtas, porque “ningún romano podía ser guardían de otro romano”.
Sobre la versión de la antigüedad, y más concretamente de Roma, que dan las películas y las series de televisión, Manfredi es condescendiente. “Lo que ofrecen son emociones y para ello se basan en episodios históricos, pero no hay que tomárselas en serio, para esto están los académicos y los historiadores”, apunta. Pero no puede evitar algunos comentarios sarcásticos, como señalar que en la serie Espartacus hay un primer plano de un gladiador desnudo y visiblemente circuncidado. “Esto sería totalmente imposible”, exclama, “en la cultura grecolatina la circuncisión se consideraba una mutilación”. Admite que hace poco tuvo una larga comida con Ridley Scott, el director de Gladiator, y añade que sólo los personajes del filme son históricos, pero nada de lo que cuenta la película tiene que ver con la realidad. Y reconoce sentir una cierta admiración por la serie Roma, porque “muestra claramente el tipo de ciudad que era la capital del mundo, lo más parecido a un suburbio de Calcuta, una sociedad que desconocía el pecado”, aunque sentencia: “la sociedad romana, como todas las sociedades imperiales, era puritana”.
FUENTE: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/10/16/catalunya/1350341963_435577.html