Eugenio Rodríguez | Ibiza www.diariodeibiza.es 17/10/2011
La última ocupación del edificio fue en época vándala, entre los siglos V, VI e incluso VII. A partir del siglo X empezó a desmontarse. El arqueólogo asegura que hasta que se excave el interior no se podrá concretar su origen ni su finalidad.
Algunas de las características del templo hallado en el antiguo patio de la Casa del Gobernador, en el Castillo, «no tienen paralelos en el Mediterráneo», según el director de las actuaciones arqueológicas, Marco Aurelio Esquembre, lo que convierte este yacimiento en un edificio «singular», a la espera de que se profundice en su estudio, sobre todo cuando se excave el interior de la estructura. Solo se han realizado tareas de limpieza de los muros desenterrados junto a la futura zona de recepción del Parador, pero, pese al interés mostrado por los arqueólogos, todavía no se ha excavado la parte central.
Las gradas de los laterales del templo resultan atípicas, ya que no se conocen casos similares en el Mediterráneo. Los únicos edificios que disponían de estas estructuras eran los templos griegos, pero según los arqueólogos no es el caso del hallado en Dalt Vila. Esquembre recuerda que los templos romanos tenían pódium (parte elevada), pero el de Dalt Vila no dispone de este elemento y sí de gradas. Solo los templos de época romana con influencias orientales o griegas contaban con gradas. Tampoco hay, por el momento, constancia de otros edificios con las mismos compartimentos internos.
La ampliación de la excavación, desarrollada en el exterior de la estructura, da «una visión más compleja» del yacimiento. Inicialmente los arqueólogos consideraban que se trataba de un templo romano, que, cronológicamente, se situaba entre el siglo I a.C. y el I d. C. Los expertos basaban esta idea en los restos cerámicos hallados en una esquina del templo.
Sin embargo, con el estudio parcial que se ha desarrollado hasta el momento, los arqueólogos solo pueden asegurar que el último momento de ocupación del edificio fue entre el siglo V, VI o incluso VII, durante la llamada época vándala. Y que su construcción no es anterior al siglo I a.C. y I d. C., en época romana. También se puede concluir, según los primeros estudios, que a partir del siglo X, durante la época islámica, el edificio ya estaba en desuso y empezó a desmontarse y emplear los materiales en otras construcciones.
La segunda parte de la excavación del exterior del templo (una superficie muy pequeña) ha puesto al descubierto una zona abierta muy bien marcada con un pavimento, que engloba las pilastras de la cabecera del edificio y una de las dos gradas halladas en los laterales.
Esquembre destaca «la importancia» del espacio público que se crea alrededor del edificio porque está pavimentado, incluso se incorporan determinadas conducciones de agua para evitar que se puedan producir charcos en este espacio. Por ello, el director de las excavación sostiene que el templo debía tener un uso civil o religioso. Además, hasta ahora no se ha detectado restos de ninguna otra construcción adosada a la estructura, otra muestra de que podría ser una edificio señero. El pavimento exterior data de los siglos V o VI, en época vándala. No se puede determinar qué uso podía tener este edificio en ese momento, ya que «no se conoce prácticamente nada del modo de vida del periodo cultural de la caída del Imperio Romano y los periodos de inestabilidad», lo que da a esta estructura «un interés científico». «Esta estructura es uno de los pocos edificios que podemos definir», añade.
El arqueólogo reconoce que un templo romano da «más caché», pero insiste en que «puede ser cualquier cosa», incluso una basílica, y que hasta que se excave por dentro no se podrá saber más.