[Fresco del palacio de Cnosos en Creta]
Guillermo Carvajal labrujulaverde.com 18/11/2019
El lingüista y arqueólogo Brent Davis de la Universidad de Melbourne, que este año fue galardonado con el premio Michael Ventris 2019 de la Universidad de Londres, está haciendo interesantes progresos en el desciframiento del Lineal A, la escritura minoica de la isla de Creta que lleva intrigando a los investigadores durante décadas.
[Lineal A. Inscripciones en tinta alrededor de la superficie interior de una vasija, por Arthur Evans]
La civilización minoica que floreció alrededor del 1700 al 1490 a.C. en la isla de Creta nos dejó el mito del minotauro, medio hombre medio toro, encerrado en el laberinto del palacio. Pero también un misterio en las numerosas tablillas escritas con una sistema todavía no descifrado, al que se denomina Lineal A.
Los minoicos son posiblemente la civilización más antigua de Europa Occidental, y su lengua podría revelar más sobre un pueblo y una cultura que fue la base sobre la que se construyó la antigua cultura griega y (en última instancia) romana.
[Tablillas con escritura Lineal A]
Davis, profesor de Arqueología y Antiguo Egipto en la Universidad de Melbourne, es una de las pocas personas del mundo que ha hecho progresos significativos en la resolución del Lineal A en los últimos 50 años.
Entre sus logros están el establecimiento, por vez primera, del orden de las palabras de la lengua representada en el Lineal A como Verbo-Sujeto-Objeto, exactamente igual que la antigua lengua egipcia. Así que en lugar de Minos tiene un minotauro, un minoico escribiría Tiene Minos un minotauro.
El Lineal B, una escritura un poco más tardía pero estrechamente relacionada que se encuentró en Creta y en la Grecia continental, fue descifrada por el arquitecto inglés Michael Ventris en 1952.
Ventris descubrió que el Lineal B era en realidad una forma muy temprana de griego antiguo -micénico- y su hallazgo extendió el origen de la civilización griega antigua 500 años antes de lo que se pensaba.
La información que revelaron resultó ser en gran medida inventarios de personas, productos, cuentas, ofrendas y otros bienes, relacionados con la gestión económica de los palacios.
Es probable que el Lineal A revele información similar, pero Davis opina que en realidad esta escritura se utilizaba para propósitos religiosos, por lo que su desciframiento nos propocionaría las oraciones personales del pueblo minoico.
Ventris se basó en el trabajo crucial de la poco reconocida clasicista estadounidense Alice Kober, que murió en 1950. Fue Kober quien identificó terminaciones de palabras similares en el Lineal B, lo que le permitió encontrar algunas palabras raíz que creía que eran nombres de lugares y que Ventris más tarde se daría cuenta de que eran similares al griego. También ideó un método para tabular las relaciones entre los signos sobre los que Ventris trabajaría, dejando más de 180.000 fichas.
Descifrar el Lineal B fue un logro monumental, pero el desafío del Lineal A es aún más difícil. Esto se debe en parte a que el idioma que hay tras la escritura no se parece a ningun otro conocido. Parece ser una lengua indígena totalmente desconocida, dice Davis.
El Lineal B tomó la mayoría de sus signos del Lineal A, y como podemos leer el Lineal B, podemos pronunciar inscripciones en Lineal A, pero no comprender lo que dicen.
Al establecer el orden de las palabras de un idioma los lingüistas pueden identificar la función de una palabra en una frase a partir de su posición. El orden de las palabras en inglés, español, francés y otros idiomas modernos es Sujeto (S)-Verbo (V)-Objeto (O), como en la frase «Juan tiene gatos». Pero cuando Davis examinó lenguas de la Edad de Bronce en torno al Mediterráneo, ninguna era de este tipo. Eran S-O-V (como el griego y el sumerio), o V-S-O (como el egipcio antiguo). Intuyó que era muy probable que el Lineal A tuviera uno de estos dos órdenes de palabras.
Luego aplicó este orden a una serie de inscripciones que aparecen en la cerámica ritual minoica y encontró que las palabras tendían a repetirse en lo que obviamente era una fórmula, excepto por la segunda palabra de la inscripción, que siempre era diferente en cada una.
Su suposición era que esta palabra era probablemente el nombre de la persona (el sujeto) que hacía la ofrenda. Si es correcto, entonces el Lineal A es con toda probabilidad un lenguaje V-S-O.
Davis confirmó su suposición cuando encontró el signo del Lineal B para «aceitunas» (recordemos, tomado prestado del Lineal A), después del nombre como objeto de la frase. El comienzo de la frase repetido en todas las vasijas era, por lo tanto, un verbo, como «da», que produce la frase da Yasumatu aceitunas.
Pero Davis advierte que comprender el orden de las palabras por sí solo no será suficiente para resolver el Lineal A. Conocer el orden de las palabras proporciona algo así como una clave mágica, pero si queremos descifrarlo, lo que más necesitamos es simplemente más material afirma. Precisamente el material era una de las ventajas que Ventris tenía al descifrar el Lineal B. Había 20.000 ejemplos de signos de Lineal B en las inscripciones, en comparación con tan sólo 7.000 ejemplos de signos en el Lineal A. Eso es como tres o cuatro páginas A4.
Los matemáticos nos dicen que si vamos a descifrar el Lineal A necesitaremos entre 10.000 y 12.000 ejemplos de signos, lo que significa que no estamos tan lejos, pero todo depende de la arqueología. Todavía se están haciendo descubrimientos, así que soy optimista, pero lo que realmente necesitamos encontrar es un archivo de palacio, que es donde probablemente encontraremos suficiente Lineal A para descifrarlo finalmente.
Para saber más sobre la fuente de esta noticia (en inglés), Universidad de Melbourne https://pursuit.unimelb.edu.au/articles/how-do-you-crack-the-code-to-a-lost-ancient-script