Todos los elementos romanos de la zona de Cataluña incluidos en el mapa. Proyecto TIR-FOR
David Barreira, El Español, 1 de noviembre de 2020
Un proyecto coordinado por el Instituto de Estudios Catalanes y en el que participan expertos de diversos países confecciona el primer mapa digital al detalle de la Antigua Roma
La gran clasicista Mary Beard arranca su magnífica obra SPQR (Crítica) con una reflexión muy aguda: «La historia de Roma se reescribe constantemente, y siempre ha sido así; en cierto modo, sabemos hoy más sobre la Antigua Roma que los propios romanos«. Una curiosa paradoja que se inserta entre el avance de los siglos —con el consecuente alejamiento del legado de la civilización clásica y sus costumbres— y la continua mejora de las herramientas tecnológicas que permiten estudiar sus vestigios que han sobrevivido.
Los romanos conquistaron Europa, el norte de África y parte de Oriente sin contar con la ayuda de mapas —sus únicos instrumentos cartográficos fueron los itinerarios como el de Antonino y la Tabula de Peutinger—, adentrándose siempre en lo desconocido, en territorios virgen para sus legiones. Establecieron limes (fronteras) a lo largo de todo su Imperio, pero no sabían dónde se acababa el mundo. ¿Hasta qué punto hubieran intentado portar sus águilas imperiales de conocer la verdadera dimensión del planeta? Una incógnita que nunca se resolverá.
Sin embargo, sí parece más probable aventurar que los emperadores y generales romanos habrían desvalijado buena parte de los fondos áureos de la Ciudad Eterna por tener acceso al proyecto TIR-FOR. Patrocinado por la Unión Académica Internacional (UAI) y gracias a la colaboración de expertos de diversos países, esta investigación pretende desarrollar el primer mapa digital al detalle sobre la Antigua Roma, un auténtico Google Maps del Imperio romano que hubiera facilitado enormemente las conquistas y reinados de Augusto, Tiberio y compañía.
«Hasta ahora había mapas digitales del mundo romano, pero muy esquemáticos, hechos por iniciativa de algún departamento de alguna universidad, no por una unión de países. Por primera vez se está haciendo un producto de alta calidad y fiabilidad», explica Marta Prevosti, coordinadora científica del proyecto, que se ha comenzado a difundir esta semana gracias a un simposio organizado por el Instituto de Estudios Catalanes-Instituto Catalán de Arqueología Clásica (IEC-ICAC), centro que preside y coordina los trabajos científicos.
El mapa, del cual ya se puede consultar un prototipo, es mucho más que una simple cartografía viaria y política de la antigüedad romana. Se trata de una herramienta interactiva con numerosas posibilidades de búsqueda y que arroja información de todos los elementos recogidos: ciudades, villas, puertos, instalaciones industriales, campos de batalla y campamentos militares, asentamientos indígenas, necrópolis, ruinas y hallazgos significativos, monumentos importantes aislados o, por supuesto, las calzadas. Este colosal esfuerzo de recopilación de las carreteras lo está llevando a cabo el investigador español Pau de Soto, como ya contó este periódico.
«Las fichas tienen desde la información geográfica básica —coordenadas, municipio y los datos administrativos de época romana, como la provincia y el conventus al que pertenecía— hasta información cronológica, tipológica y de elementos«, señala la experta del IEC-ICAC. Por ejemplo, de una ciudad se indica qué categoría alcanzó y qué construcciones contenía —teatros, circos, muralla, casas, basílica cristiana, etcétera—. Cada entrada cuenta también con una descripción del sitio y una bibliografía. El sistema informático permite combinar búsquedas temáticas para generar mapas concretos, como el de todos los anfiteatros erigidos entre los siglos I y II o las ciudades que tuvieron murallas. «Esto no existe, va a ser interesantísimo para los investigadores y el gran público», añade Prevosti.
Aunque el mapa todavía está en una fase inicial, ya se puede navegar por las zonas de Cataluña y Baleares, el norte de Italia y Rumanía y consultar los yacimientos y otros vestigios. Josep Guitart, coordinador del proyecto TIR-FOR, apunta que griegos, polacos y tunecinos ya están haciendo pruebas y que gracias al simposio se han unido arqueólogos de Francia y Alemania. En la actualidad, hay trece países involucrados en el desarrollo de este Google Maps del mundo romano y esperan que ese número vaya aumentando paulatinamente. «En 2 o 3 años es posible que tengamos desarrolladas todas las potencialidades del prototipo y esto ayudará a que otros países se vayan sumando», vaticina el catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona.
«El mapa sirve para los arqueólogos, para la investigación —es una herramienta fantástica porque puedes ver lo que pasa en cualquier sitio y compararlo con tus datos—; pero a nivel del gran publico también está preparado para un uso más didáctico, incluso turístico, para que la gente prepare un viaje descubriendo los museos y complejos arqueológicos que se pueden visitar», analiza Marta Prevosti. Y una ventaja fundamental, resalta Guitart: «Se puede ir poniendo al día. Como cada país tiene su propio equipo, cuando sale un yacimiento importante es posible introducirlo en la base de datos al mismo tiempo que se descubre».
Del papel al online
Lo cierto es que el proyecto de cartografiar los territorios de la Antigua Roma va a cumplir casi un siglo. En 1928, el arqueólogo y geógrafo inglés O. G. S. Crawford formuló la necesidad de emprender un estudio, denominado Tabula Imperii Romani (TIR), que consistía en elaborar un «mapa de todo el Imperio romano» a escala 1:1.000.000 y subdividido en cincuenta y seis hojas. Al mismo tiempo, se iniciaron otras investigaciones de síntesis territorial, más concretas, a través de cartas arqueológicas regionales: la Forma Orbis Romani (FOR), a escala 1:25.000.
Todos esos estudios cartográficos se fueron publicando a lo largo del siglo XX, pero se enfrentaron a un problema fundamental: debido a los nuevos hallazgos arqueológicos quedaban enseguida desfasados. En ocasiones hubo que esperar dos décadas para disponer de una reedición revisada. Concebidos ambos proyectos desde 2004 como dos grandes obras de colaboración entre países con finalidades científicas, la Comisión Internacional para la TIR-FOR decidió en 2014 que era hora de modernizarse, de informatizar todos esos datos recabados durante décadas bajo unos criterios académicos unificados.
«Tabula Imperii Romani es un mapa donde se incluyen todas las ciudades y villas romanas más representativas y los topónimos que aparecen en las fuentes antiguas», aclara Marta Prevosti, la coordinadora científica. «Forma Orbis Romani es un zoom in sobre un territorio, un mapa más exhaustivo que entra en detalle«. Ambas opciones se podrán alternar cuando la página esté más desarrollada, y se irán actualizando a medida que avancen las investigaciones.
Un problema al que se enfrentan los encargados del mapa es la posición exacta de ciertos yacimientos conflictivos, que las excavaciones arqueológicas no han podido ubicar con total seguridad. En estos casos se ha optado por señalar la duda con un símbolo de interrogación y recoger las distintas teorías. «Para la mayoría de topónimos que aparecen en las fuentes antiguas hay hipótesis», asegura Josep Guitart. «Esto obliga a escoger una, la que tenga más posibilidades. También hemos añadido una lista de topónimos que son imposibles de localizar». Quizá en un futuro se vayan desvelando algunos de estos misterios.
No obstante, el mapa ya está ofreciendo interesantes resultados a los investigadores para comprender mejor la expansión del Imperio romano. «Los arqueólogos rumanos nos dijeron que empezaron a ver de forma más clara cómo funcionó la conquista simplemente poniendo todos los yacimientos sobre el mapa, les ha cambiado su idea«, asegura Prevosti. «Haciendo la búsqueda de los campamentos militares se explica este proceso, cómo se protegió toda la frontera y cómo los romanos colonizaron el territorio. Sin conocer la historia, el mapa te da una impresión de cómo fue la ocupación», añade Guitart.
«Un mapa es una aproximación a una realidad, y eso es algo que no tenemos del mundo romano —o contamos con cosas no demasiado fiables—», reflexiona la coordinadora científica. Por eso abren las puertas del proyecto, que cada país ha de financiar por su cuenta, a otros grupos de investigación españoles centrados en el mundo romano y a instituciones como el Centro Superior de Investigaciones Científicas, que en su momento lideró el Comité Español de la TIR que publicó en papel cinco magnificos volúmenes que cubrían toda la Península. Una colaboración académica internacional para reunir décadas de estudios y excavaciones, hacer llegar estos trabajos de una forma muy visual y atractiva al gran público y seguir indagando en los secretos de una civilización fascinante. Como dice Mary Beard, la historia de Roma se sigue reescribiendo.
FUENTE: El Español