[Página 98r del libro, con inscripciones romanas escritas por Porras de la Cámara. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA]
Vicente G. Olaya elpais.com 03/01/2021
Los investigadores reconstruyen la vida de un legionario por las anotaciones de un libro iniciado en el siglo XVII por un canónigo sevillano
Francisco Porras de la Cámara ocupaba el cargo de racionero (canónigo) de la catedral de Sevilla cuando alboreaba el siglo XVII. Pasaba las horas, los días, los meses y los años rellenando manuscritos y manuscritos, bajo la ventana o a la luz de las velas, donde apuntaba las inscripciones latinas que le iban enviando otros eruditos de toda España. Estos las encontraban en iglesias, edificios oficiales, cementerios, monumentos o descampados y sabían que Porras las recopilaba. Cuando el deán consideró acabada su misión o se sintió morir, enumeró todas las páginas, les añadió un índice e incluyó una introducción. El sacerdote falleció en 1616, pero dejó sucesores, que siguieron apuntando y apuntando epígrafes en el mismo volumen. Y así, con letra diferente a la de Porras de la Cámara, aparece la transcripción de la lápida de un soldado romano llamado Marcus Casillius Nestor.
En 2018, la doctora y directora del centro de epigraría (CIL II) de la Universidad de Alcalá de Henares, Helena Gimeno Pascual, descubrió el volumen iniciado por el sacerdote. Ahora, el estudio Un nuevo miles Legionis VII Geminae en el manuscrito RAH2/Ms. 23, del profesor de la Universidad Autónoma Javier Moralejo Ordax, recupera la posible vida del soldado que nació en la península itálica y que murió al servicio del gobernador de la provincia Citerior.
En el folio número 98r del manuscrito, que se conserva en la Real Academia de la Historia, y bajo el encabezado “en la villa de Morella [Castellón]” aparece un epígrafe “que parece corresponder al epitafio de un soldado de la Legio VII Gemina”, señala el estudio de Moralejo.
Sin embargo, la inscripción plantea numerosos interrogantes, tanto por la página donde fue clasificada (la encabezada por la villa de Morella), como por la mano que la copió (una persona diferente a Porras). El texto que se puede leer se podría traducir como “M. Casellius Nestor, soldado de la Legio VII Gemina, enterrado en la sepultura que él mismo construyó en vida para él y los suyos”.
A partir de ahí, comienza la investigación de Moralejo que recuerda que Casellius es un nombre del que solo hay referencias en Castelgandolfo y Pompeya (Italia), donde se han descubierto numerosos grafitos con él. Un nomen parecido es Cascellius, que llevaron algunos mandos militares romanos, muchos de ellos también de procedencia itálica. “En cualquier caso”, señala el investigador, “estos ejemplos demuestran que el gentilicio ha de vincularse especialmente a Italia, lo que nos lleva a pensar que M. Casellius Nestor, soldado de la VII Gemina, era oriundo de ella o bien que procediera de una familia de origen itálico”.
La inscripción que aparece en los legajos también incluye las letras F o I seguidas de BIA, lo que da pie al autor a reconstruir la palabra fabia, una de las tribus de la península itálica a las que estuvieron adscritas colonias y municipios, entre ellos Padua y Brescia. La Legio VII Hispana ―antes Galbiana y después Gemina― fue enviada a Italia desde Hispania en marzo del año 69 por Vespasiano, pretendiente al trono. En las proximidades de Cremona logró la victoria el 14 de abril del 69.
Pero en su deambular por la península itálica, la VII pasó por Padua, uno de los municipios adscritos a los Fabia, donde M. Casellius Nestor fue posiblemente reclutado. “Parece verosímil que en el transcurso de su estancia en Padua o en Verona se reclutasen hombres de localidades cercanas”, señala el informe. Pero la VII quedó muy mermada después de la batalla de Cremona y en el 70 tuvo que ser refundada y recibió el apelativo de Gemina, que le acompañará ya el resto de su historia. “Por tanto, considerando la mención “Gemina” del epitafio, podemos datar la inscripción del manuscrito entre fines del reinado de Vespasiano y comienzos del de Domiciano [décadas de los 70 y 80]”.
¿Pero murió en Morella como parece indicar el volumen del deán? El investigador de la Autónoma ha descubierto que en el índice del manuscrito hay un añadido posterior a su fallecimiento: la letra eme, donde se consigna Morella, pero también “miles legionis“, como una de Tarragona y otra de Valencia que aparecen en la misma página. “A lo mejor el copista recibió la inscripción y la apuntó donde había hueco. Es como cuando te dan un teléfono y lo escribes en el primer papel que encuentras”, señala el profesor.
El estudio se fija, además, en una parte de la fórmula funeraria empleada [s]ibi e[t suis] p(osuit). “Lo que indica que el soldado habría construido la sepultura en vida, pero no queda claro quiénes eran los “suyos” que destaca el epitafio. A juzgar por su matrícula [registro militar de las legiones], Casellius murió estando en servicio militar activo, porque el término miles [soldado raso] y la ausencia de mención a veteranus [retirado], así lo indican”.
De hecho, la presencia permanente en Morella de un soldado en activo de origen itálico en el último tercio del siglo I d. C. no parece fácil de explicar desde el punto de vista del despliegue conocido, pero sí sería posible en Tarragona, la capital de la provincia. “Las características de la carrera de Casellius Nestor, su origen, su condición de miles y la existencia de una familia casan mucho mejor con su establecimiento en la capital”.
El lugar exacto, por tanto, de su muerte es uno de los puntos que quedan por aclarar, porque la lápida con la inscripción original se perdió. “Quizás alguna vez se encuentre. Nunca se sabe…”, concluye el investigador.
FUENTE: elpais.com