Juan Vicente Boo www.abc.es 23/07/2005
El rito secreto. Los misterios en Grecia y Roma», que permanecerá abierta hasta el 6 de enero, aborda de los misterios de Eleusis a los ritos dionisíacos….
ROMA. Cuando los Argonautas navegaban hacia la Cólquide, hicieron escala en la isla de Samotracia para iniciarse en los cultos mistéricos de una diosa con poder sobre los mares. Más tarde, en el siglo II a de C., un almirante ofreció un exvoto por un triunfo naval: es la victoria (Niké) de Samotracia, conservada en el Louvre, uno de los tesoros artísticos de la humanidad. Las cavernosas galerías del Coliseo son el marco ideal para una exposición, «El rito secreto. Los misterios en Grecia y Roma», que reúne y sistematiza los mejores testimonios artísticos de esos cultos, llegados a nuestros días en bajorrelieves de sarcófagos o en urnas cinerarias como la «Urna Caetani», que reproduce la iniciación de Hércules en Eleusis. Aunque se trata de un mosaico forzosamente muy incompleto, permite vislumbrar el contenido de estas religiones privadas y libres, rivales de la religión oficial de las ciudades y estados, así como sus metamorfosis culturales. Hasta el próximo 6 de enero, la galería curva del segundo nivel del Coliseo -reducida a semipenumbra- es la casa de Cibeles y Attis, que vinieron de Anatolia, de la egipcia Isis y del misterioso Mitra -el más secreto de los cultos, llegado desde Persia-, por citar los más antiguos y lejanos. Los misterios de Eleusis, que se celebraban antes de la luna llena de mitad de septiembre, comenzaron como ritual de fertilidad agrícola, pero incorporaron itinerarios cada vez más ricos para la vida ultraterrena de sus seguidores. La diosa de la fertilidad, Démeter, a quien los romanos llamarían Ceres, sufre el secuestro de su hija Kore-Perséfone por Hades, el dios de los infiernos. Desde Eleusis, Démeter la rescata parcialmente: Perséfone permanece parte del año en los infiernos pero surge cada primavera, dando origen a la nueva vida vegetal. Las procesiones anuales de Atenas a Eleusis, con sus fases diurnas y nocturnas, eran un viaje purificador de 24 kilómetros que concluía con ofrendas rituales que aseguraban la fertilidad. El éxito de los «misterios» llevó a su politización. En el siglo V a. C. Atenas declaró que Démeter había inventado la agricultura en Eleusis, lo cual le daba derecho a exigir un tributo en trigo a las demás ciudades griegas.
Bacanales nocturnas
Los intentos de reprimir los cultos mistéricos solían ser inútiles. El de Dionisos, que los romanos llamaron Baco, había nacido en la Isla de Creta durante la edad del Bronce, y sufrió varias metamorfosis antes de escandalizar al Senado Romano, que lo prohibió en el año 187 a. C., como volverían a hacer Julio César y Claudio. Era inútil: las bacanales nocturnas en bosques cercanos a Roma, en las que participaban juntos hombres y mujeres, ciudadanos y esclavos hasta llegar al éxtasis, eran una trasgresión política irresistible frente a las separaciones impuestas por el Estado y la moral. El culto a Cibeles, el más sangriento por la autocastración de sus ministros, comienza en Catal Hüyük en torno al 6.000 a. C. En la religión hitita la Gran Diosa se llamaba «Kubaba» y tenía ante su trono dos grandes felinos que pasarían a leones cuando adquirió el nombre frigio de Cibeles. De Grecia pasaría a Roma, donde el culto se celebraba en su santuario del Palatino. Los rituales más iniciaban el 22 de marzo, con el duelo automutilatorio por la muerte de Attis, hasta la alegría, el día 25, por su resurrección que traía la primavera.