Carlos Díaz | EFE | Málaga www.laopiniondemalaga.es 21/06/2012
Hoy se ha inaugurado la exposición ‘Picasso. La seducción clásica’ en la Casa Natal del autor.
La Fundación Picasso ha revisado su colección de obras del artista malagueño para mostrar una selección que da cuenta de la vinculación que mantuvo durante toda su carrera con el clasicismo, y que se expone desde hoy en su sala de exposiciones en la muestra «Picasso. La seducción clásica».
Son un total de 46 grabados, libros ilustrados y cerámicas de Picasso creados a lo largo de 66 años y escogidos entre las casi ochocientas obras del malagueño que tiene la Fundación que lleva de su nombre, de las 4.000 que reúne en su colección de arte.
«Las primeras obras son de cuando Picasso tenía 24 años, en el tránsito de la época azul a la época rosa, y era normal que hubiera una presencia clásica teniendo en cuenta su formación academicista», ha explicado hoy en la presentación el comisario de la muestra, Mario Virgilio Montañez.
A lo largo de los años «se observa cómo Picasso se va alejando de ese concepto de clasicismo y de inspiración en los temas clásicos de Grecia y Roma, pero al mismo tiempo que se aleja, siempre hay una deuda con los ideales de las formas puras y de los perfiles nítidos».
Se pueden contemplar destacadas obras como los aguafuertes que el artista creó para ilustras las «Metamorfosis» de Ovidio, del que se ha llegado a afirmar «que es uno de los libros más bellos de la historia», ha apuntado Montañez.
«En la exposición se ve además cómo ese afán de pureza y equilibrio se presta tanto a las formas masculinas como a la figura de la mujer», ha añadido.
El recorrido por la muestra concluye con una visión del clasicismo aplicado a las dos últimas compañeras de Picasso, Françoise Gilot y Jacqueline Roque.
«Ellas fueron también rivales y están confrontadas en la sala donde se ve cómo, variando los aspectos que Picasso sentía por una o por otra, se mantiene siempre esa pulsión interiorizada de un clasicismo que nos remite a las primeras obras realizadas por el artista».
Las obras instaladas se dividen en nueve áreas temáticas, «Bajo el signo de Apolo», «Las ‘Metamorfosis’ de Ovidio», «Nuda veritas», «La rebelión cubista», «Ecos de Cranach», «Atracción y deseo», «Harén y gineceo», «La vida desbordada» y «Musas».
La exposición, abierta hasta el próximo 7 de octubre, parte de una declaración de Picasso acerca de la deuda que mantenía con el arte clásico y el deber, pero también las dificultades, de alejarse de ese clasicismo.
«Desde Van Gogh, todos somos autodidactas, casi se podría decir pintores primitivos. Como la tradición se ha hundido en el academicismo, debemos recrear todo un lenguaje. Y cada pintor de nuestro tiempo está capacitado para recrear este lenguaje de la A a la Z», afirmó el creador malagueño.
Añadía entonces que «no se puede aplicar ningún criterio a priori, puesto que las reglas fijas ya no existen» y que «desde cierto punto de vista, es una liberación, pero al mismo tiempo constituye una gran limitación» porque «cuando el artista empieza a expresar su personalidad, lo que gana en libertad lo pierde en orden, y es muy negativo no poder atenerse ya a ninguna regla».
