J. Ll. Ferrer | Eivissa www.diariodeibiza.es 06/01/2006
La canalización que hace veinte siglos suministraba agua potable a la población de la ciudad desaparece bajo el asfalto y el hormigón. MAB destruyó 20 metros y otros 30 desaparecerán ahora en ses Galamones.
Un grupo de operarios ha comenzado a desmontar alrededor de treinta metros del tramo más largo -80 metros en total- descubierto hasta ahora del acueducto que en el siglo I de nuestra era transportaba agua para el consumo humano a la ciudad de Eivissa, entonces bajo dominación romana. Según confirmó ayer el conseller insular de Patrimonio, Joan Marí Tur, «ya se está cambiando el trozo» de treinta metros que impedía la contrucción de un grupo de viviendas promovido por una conocida cadena hotelera pitiusa. «En este trozo que se cambia hay muchas partes rotas y lo que se hará es utilizarlas para restaurar el resto», añadió.
El fragmento de 50 metros que se conservará en los jardines de esta promoción inmobiliaria, situada frente a los Multicines, será el único, junto con el descubierto en 2004 junto a la central de GESA, que perdurará de todo el trazado original, que se extendía a lo largo de varios kilómetros y, según los arqueólogos, podía tener su origen en Sant Rafel.
Desde allí, el acueducto bajaba hacia el llano del Pla de Vila y abastecía no sólo la ciudad de Ebusus, sino también a alguna villa rural que existía en los alrededores, según el arqueólogo José María López Garí y según figura también en la Enciclopèdia d´Eivissa i Formentera.
Garí resalta que mientras el acueducto de s´Argamassa -contemporáneo del de Vila- tenía carácter privado porque sólo abastecía a un pequeño núcleo rural o a una factoría, el de Ebusus «puede considerarse una obra pública, porque abastecía a la ciudad».
El año pasado, durante las obras del segundo cinturón de ronda, las máquinas de la constructora MAB destruyeron una veintena de metros del acueducto en un tramo que iba a ser preservado y del que ahora sólo queda apenas un metro semienterrado entre los escombros. Pese a las denuncias de los ecologistas del GEN, el Consell no inició ningún procedimiento sancionador contra esta empresa.
El resto de su trazado primitivo permanece oculto bajo tierra, pero sobre todo ha sido sepultado bajo el hormigón y el asfalto. La parte final de su recorrido coincidía con lo que hoy es la Avenida de España. El crecimiento urbanístico previsto en Vila supone una amenaza para los últimos vestigios del monumento, ya que los tramos que perviven enterrados se encuentran en zona urbanizable.
«Se salvará lo que se puede salvar», afirmó ayer el conseller Marí Tur, quien agregó que «en el yacimiento de s´Hort des Llimoners, el Consell del Pacto salvó lo que consideró oportuno y luego autorizó su edificación; nosotros podríamos haber hecho lo mismo», afirma. El GEN ironiza: «En vez de poner una valla a los monumentos, deberían ponérsela alrededor de Marí Tur para evitar que siga destruyendo».