Un equipo de investigadores ha analizado la estructura del hormigón usado en el mausoleo de Cecilia Metela, en Roma y los resultados han permitido descubrir el secreto de la gran resistencia de este material al paso de los siglos.
Abel G.M. historia.nationalgeographic.com.es 21/10/2021
El hormigón romano es famoso por su resistencia, capaz de mantener monumentos en pie tras más de 2.000 años. Ahora, un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha analizado la composición química de una muestra extraída del mausoleo de Cecilia Metela, en la Vía Apia (Roma): los resultados, publicados en el Journal of the American Ceramic Society, revelan el secreto de esta resistencia excepcional; secreto que, de hecho, se debe en parte a la fortuna.
El descubrimiento ha sido posible gracias al uso de dos tecnologías: en primer lugar un microscopio electrónico de barrido, que muestra la microestructura de los bloques a escala de micras (la milésima parte de un milímetro); y en segundo lugar la espectrometría de rayos X, que permite identificar y cuantificar los elementos que componen una muestra. Y ha sido este último análisis el que puede revelar el “ingrediente mágico” -científico, en realidad- del excelente hormigón romano. Los autores destacan la importancia que tiene el descubrimiento en cuanto a aplicación práctica, puesto que los hormigones modernos tienen mucho que envidiar al que usaban los romanos.
EL SECRETO DEL HORMIGÓN MILAGROSO
El hormigón que usaban los antiguos romanos incluía una mezcla de cal y rocas volcánicas que daba como resultado una masa muy compacta. Esto ya se sabía, pero el nuevo estudio ha aportado un dato nuevo y de vital importancia: los materiales volcánicos usados en la construcción del mausoleo de Cecilia Metela son abundantes en leucita, un mineral rico en potasio que se descompone fácilmente por la acción de la lluvia y de las infiltraciones de agua subterránea a través de las paredes. Según los autores, a consecuencia de esto la leucita habría liberado el potasio en el conjunto de la mezcla, provocando cambios en su composición química que la habrían hecho más resistente.
Este último factor es un golpe de fortuna que los romanos no habrían podido prever. El hormigón presente en otras estructuras, como el Mercado de Trajano en el centro de Roma, también contiene materiales volcánicos pero de distinta composición química, que no tienen el mismo efecto que en el mausoleo de Cecilia Metela. Este monumento funerario es uno de los edificios romanos mejor conservados en la antigua Via Apia, pero no se sabe apenas nada de la mujer a la que está dedicado aparte de que era la mujer de un tal Craso: por la fecha de construcción podría tratarse de uno de los hijos de Marco Licino Craso, que compartió triunvirato con Julio César y Pompeyo el Grande.