Jesús Duva / María Pampín | Madrid / Santiago www.elpais.com 07/07/2011
Las llaves se encontraban puestas en la caja fuerte donde se guardaba el libro, del siglo XII, valor incalculable y que no estaba asegurado.- Los responsables del archivo catedralicio tardan varios días en descubrir el hurto.
El Códice Calixtino o Codex Calixtinus, un libro del siglo XII de valor incalculable, ha desaparecido de la Catedral de Santiago de Compostela, en lo que puede ser uno de los hurtos más importantes de patrimonio histórico y artístico de España. La ausencia del códice, que se guardaba en una caja fuerte del archivo, se descubrió el martes por la tarde, aunque la sustracción se produjo la semana pasada, según fuentes policiales. La pieza no estaba asegurada, según ha confirmado a la prensa el deán, José María Díaz, que reconoce no saber si el seguro general contratado para la Catedral cubre el hurto del libro.
El Códice Calixtino se guardaba en una cámara, a la que se «accede continuamente», con otros volúmenes, «lo más valioso», que consultan habitualmente dos investigadores del archivo de la Catedral. Solo estas dos personas y el deán, José María Díaz, pueden entrar con libertad en la sala y consultar el códice, un libro del siglo XII de valor incalculable. Tanto, que no está asegurado. Díaz ha confirmado esta mañana en una comparecencia ante la prensa que el conjunto de pergaminos carecen de un seguro propio y, aunque hay uno general para la Catedral, no saben si cubriría el hurto de un ejemplar tan valioso. Con ocasión de una de las exposiciones de arte religioso de Las Edades del Hombre, en 1990 en Burgos, la organización de la muestra solicitó exponer el códice, pero un seguro ad hoc reclamaba entonces 1.000 millones de pesetas. El volumen, «que nunca se lleva a la sala de investigadores», solo salió en dos ocasiones de la Catedral, para dos exposiciones, la última en 1993 y tan solo permaneció un par de días en la exhibición, ya que después fue sustituido por un facsímil.
El deán no ha querido aclarar ningún punto sobre la seguridad de la cámara donde se guardaba el documento «por recomendación» de la policía, aunque sí ha confirmado que la puerta no fue forzada, como se informaba esta mañana cuando se supo que la cámara donde se guardaba tenía las llaves puestas. Díaz ha relatado que el martes a última hora, uno de los investigadores «echó en falta» el códice y dio aviso al propio deán. «Lo buscamos entre cuatro empleados para cerciorarnos que no estaba en la caja fuerte ni tampoco en las estancias adyacentes», ha explicado. A continuación, dieron aviso a la policía, que se personó en la Catedral sobre las 22.00 h. La denuncia oficial se produjo ayer por la tarde. «El cabildo se siente víctima de un robo y una tremenda ilegalidad», ha dicho.
El deán no ha querido verbalizar ninguna sospecha sobre la posible autoría del hurto. «Si lo sé no lo digo, si sospecho de alguien no lo digo. Primero, porque es pecado hacer juicios temerarios y, en este caso, y si es un juicio temerario interior para este fin puedo formularlo pero nunca manifestarlo. El que se lo llevó, sabía de qué se trataba, de su incalculable valor y cómo llegar a él». «El cabildo ha sabido conservarlo durante 800 años, nos sentimos víctimas de un tremendo atentado», finalizó.
Las pocas personas que tenían acceso a la cámara donde se guardaba el códice ya han sido interrogadas por la policía, sin que, por ahora, se hayan encontrado sospechas contra ninguna de ellas. Pese a que el acceso a la cámara estaba bastante restringido, el control sobre las llaves era «bastante laxo», por lo que cabe la posibilidad de que algún intruso se apoderase de ellas y abriese el cofre blindado sin dificultad.
El hurto (no cabe hablar de robo, al no haber existido fuerza ni violencia) se produjo la semana pasada. Sin embargo, no fue advertido hasta el martes. Desconcertados, los responsables del archivo catedralicio pensaron que la que se considera primera y más célebre guía para peregrinos se había extraviado y la buscaron por todas partes, sin encontrar el menor rastro. Ante esa evidencia, informaron a la policía, que inició las labores de búsqueda, aunque hasta ayer no se cursó la correspondiente denuncia en la comisaría de Santiago de Compostela.
«Lo mejor que puede suceder es que el códice esté en manos de alguien que conozca su valor incalculable porque así estamos seguros de que no lo maltratará», comenta un mando policial. La Jefatura Superior de Policía de Galicia ha dispuesto «todos los efectivos que sean necesarios» para recuperar el texto, a la vez que hoy mismo se incorporan a las pesquisas dos especialistas de la Brigada Central del Patrimonio Histórico.
Especialistas citados por El Correo Gallego creen que puede tratarse de un robo por una banda organizada que podría actuar por encargo de algún coleccionista. Fuentes de la investigación citadas por la Cadena SER piensan que el ejemplar se encuentra ya fuera de España. El delegado del Gobierno en Galicia, Miguel Cortizo, ha explicado a la prensa que se han activado los protocolos europeos para controlar los mercados en los que se pueden comerciar con obras de este tipo.
La primera guía del Camino
Compuesto por cinco libros y dos apéndices, aunque encuadernado en un tomo único en 1964, el códice, que nació con el objetivo de propagar la devoción por el apóstol Santiago, era una especie de guía para los peregrinos que se dirigían a la ciudad, con consejos, posibles alojamientos, descripciones de la ruta, de las obras de arte así como de las costumbres locales de las gentes que vivían a lo largo del Camino. También contiene ricas ilustraciones y 22 piezas polifónicas que se cuentan entre las más antiguas de Europa. Mide 30 por 21 centímetros y consta de 225 folios de pergamino.
En los últimos años, se habían aumentado las medidas de seguridad para proteger el códice, guardado en una zona dotada con un sistema de alarmas y contraincendios, pero que no registra todos los movimientos en las distintas estancias. Además, según este diario, hay cinco cámaras de seguridad, pero ninguna de ellas enfocaba al libro. Aparte del original desaparecido, existe una réplica exacta, con la que trabajan los especialistas acreditados, que pueden ver los visitantes del Museo de la Catedral. El original sólo se mostraba en grandes ocasiones, la última vez, según La Voz de Galicia, hace unos dos meses a personal del Ministerio de Cultura.
El deán, José María Díaz, informó ayer al Cabildo de la Catedral y al arzobispo, monseñor Julián Barrio, de la desapareción del códice, cuyo original latino, patrocinado en buena parte por el papa Calixto II (de ahí su nombre), fue traducido el año pasado al gallego.