Raquel Galán www.diariodemallorca.es 12/02/2007
Una decena de niños superdotados finalizó ayer un taller sobre las claves del origen etimológico de las palabras
Si buscas en el diccionario la palabra rival, dice así: ´del latín rivalis, de rivus, río o arroyo´. Lo primero que se podría preguntar uno es qué relación tiene un arroyo con un rival o adversario. Resulta que «quienes vivían a la orilla del arroyo siempre se peleaban por el control del agua», tal como explica el profesor de latín y griego Pep Campillo.
Todavía imaginamos que un profesor de latín es «un cura de 70 años que te hace aprender las declinaciones de memoria», dice, pero en la mayoría de los casos no es cierto. Lo han podido comprobar, de forma amena y muy participativa, los diez chicos superdotados de entre 9 y 14 años que los sábados por la tarde han abandonado la Play Station para introducirse en el mundo de la civilización grecolatina. «Puede que nos parezca lejana y sin trascendencia en la actualidad, pero la cultura occidental es heredera del mundo clásico», argumenta Campillo con convicción.
El taller, que finalizó ayer después de 15 sesiones de dos horas, fue una iniciativa de la Asociación Balear de Superdotados. «Son niños con mucha curiosidad, siempre quieren saber más y tienen mucho interés por todo, pero en Educación Primaria les cortan las alas, por lo que les ofrecemos alternativas», detalla del vicepresidente, Carlos Manzano. Estos chavales también han aprendido fotografía y llevan a cabo visitas periódicas a exposiciones.
Sus ganas de aprender se han reflejado en el taller de latín y griego, ya que las preguntas al profesor eran constantes. Y viceversa, como cuando Pep Campillo les preguntó qué significa etimológicamente la palabra sarcófago. «Comecarne» fue su respuesta, ante el asombro de los chavales. «Cuando los griegos enterraban un cuerpo bajo la lápida, pensaban que la piedra se lo comía», les reveló.
Con unos pocos conocimientos sobre el origen de algunas palabras, «estos niños, incluso con sólo nueve años, son capaces de interpretar un texto científico en latín», se asombra el docente. Sus padres sí lo imaginan, por eso siguen buscando cursos y actividades para incentivar a sus hijos.
Los superdotados no eran los únicos que estaban estudiando ayer por la tarde. En el edificio de sa Riera, muchos universitarios preparaban los últimos exámenes de este semestre. La cantidad de coches que hay aparcados en la entrada, incluso en doble fila, desaparecerá en cuanto abandonen los libros hasta junio.