Andrés Marín Cejudo | Huelva www.elmundo.es 22/04/2011
La Universidad de Huelva edita un ‘Diccionario de motivos amatorios’. trabajo evidencia la «espontaneidad sexual» de los romanos. En el estudio han participado investigadores de ocho universidades españolas. Recoge 173 voces de temas amatorios y eróticos desde Plauto hasta Apuleyo.
«¡Celio!, nuestra Lesbia, aquella Lesbia, / la Lesbia aquella a la única que Catulo / amó más que a sí mismo y a todos los suyos, / ahora va por las esquinas y los rincones / pelándosela a los magnánimos nietos de Remo». Este conocido ejemplo de los tormentos de Catulo por su amada Lesbia bien podría encajar en una de las entradas, la del cornudo, analizadas en el ‘Diccionario de motivos amatorios en la literatura latina’, un trabajo de la Universidad de Huelva (UHU) que verá la luz en breve tras 20 años de trabajos e investigaciones y la colaboración de ocho universidades de toda España.
Los frescos hallados en uno de los más famosos burdeles de Pompeya, el ‘Lupanare’, hablan a las claras de la desinhibición sexual y amatoria con la que los romanos afrontaban las relaciones con sus semejantes. La poesía latina, desde Plauto (siglo III a.C.) hasta Apuleyo (siglo II d.C.) es también una muestra de cómo vivían los romanos el amor y el sexo.
Sorprende, de entrada, lo avanzado de un asunto que parece haber inventado la modernidad. «Aunque cada autor lo refleja en sus obras de una manera diferente, en general existía una mayor desinhibición frente a los hábitos amorosos de hoy, con una mayor espontaneidad sexual», explica uno de los coordinadores del proyecto, el doctor en Filología Latina Luis Rivero.
El ‘Diccionario de motivos amatorios en la literatura latina’ incluye 173 voces correspondientes a tópicos eróticos, con figuraciones metafóricas sobre el amor, como el concepto ‘llama de amor’ o ‘esclavitud de amor’; situaciones, como el enamoramiento, el cortejo o los esponsales; personajes, como la amada, el amante, el confidente o el cornudo; y otros elementos relativos a la relación erótica, entre ellos, el coito, las fantasías eróticas o la felación.
Se trata de una obra que «nace con vocación enciclopédica y concebida para ser una referencia para estudiosos de la literatura grecolatina y moderna», explica Rosario Moreno, profesora de Filología Latina de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y una de las coordinadoras del manual, junto a Luis Rivero.
Este diccionario, que verá la luz en mayo, es una obra engendrada en el seno de la Universidad de Huelva cuyo principal promotor ha sido el catedrático de Filología Latina de este centro Antonio Ramírez de Verger.
Con el estudio y análisis de todas las creaciones amatorias de más de una veintena de autores latinos, más otras obras fragmentarias de numerosos autores, «podemos ver cuánto hay de herencia cultural en la manifestación del amor actual», indica Luis Rivero, quien considera que, aunque el amor es un sentimiento universal, cada civilización lo configura de una forma diferente. Con esta obra «podemos ir conociéndonos mejor, sabiendo qué entendemos por amar, acercándonos al abismo de ese misterio que no puede ni nunca podrá saberse», apunta el investigador.
Detrás de este diccionario hay 20 años de trabajo. La primera etapa, coordinada por Antonio Ramírez de Verger y Luis Rivero, consistió en el despojo de todo el material amoroso de «aquellos textos latinos más relevantes y susceptibles de contener ese material» y su organización por criterios temáticos. En segundo lugar, se procedió a la elaboración de una plantilla de motivos amatorios y la inclusión del material para su clasificación.
La última etapa fue la redacción de las entradas del diccionario, es decir, de los distintos motivos amatorios y sus manifestaciones literarias desde Plauto hasta Apuleyo. Esta labor, coordinada en su fase final por Rosario Moreno, editora del volumen, requirió la participación y colaboración de investigadores de las universidades de Extremadura, Pablo de Olavide, Sevilla, Málaga, Córdoba, Lleida, Valladolid y Autónoma de Madrid, además de los de Huelva.