Pepe Luque | Morón de la Frontera (Sevilla) 02/02/2013
No sé si sabéis que «In albis Teatro», el grupo de Teatro Grecolatino del IES Fuente Nueva de Morón de la Frontera y que “dirijo”, siendo profesor de Latín y Griego del mismo, cada año prepara una obra de teatro clásico: un año tragedia y otro comedia. Tras nuestro Miles Gloriosus, este año tocaba de nuevo acercarnos a la tragedia griega. Y pensamos en Coéforas de Esquilo. Nada menos que Esquilo. Y al partir con este proyecto, decidimos que el viaje hacia Coéforas no tendría vuelta atrás, y que quizás tardaríamos como Odiseo en llegar a su isla de Ítaca, pero que llegaríamos. Aquí estamos, ya en nuestra particular Ítaca. Durante nuestro periplo hemos vuelto a sentir lo difícil de montar una tragedia griega desde un instituto y de pueblo. Pero esas mismas dificultades salvadas – en esta nuestra pequeña “Odisea”- nos han recordado que el camino de lo que hoy llamamos “In albis Teatro” nunca ha sido fácil, y que quizás esas mismas dificultades le den más valor a lo que actualmente hacemos.
Volvemos a Esquilo, al más antiguo de los tres grandes trágicos, y a situarnos ante una tragedia arcaica, en el origen del teatro occidental. Eso sí: sin ningún tipo de miedo o prejuicio hacia él. Animamos a todos a que se acerquen de igual manera a Esquilo: explicándolo y enseñando a apreciarlo en toda su grandeza. Nuestro deseo ha sido no adaptarlo ni versionarlo; queríamos que quien se atreviera a acercarse a nuestras Coéforas viera Esquilo y escuchara a Esquilo.
No puedo negar que nos ha costado montarla, pero con trabajo, esfuerzo y rigor, lo hemos logrado en estos tiempos tan difíciles con alumnos y exalumnos de un instituto de pueblo. Y aunque hemos de reconocer que nos cuesta mucho menos hacer una comedia, hemos querido dejar claro nuestro compromiso en seguir transmitiendo la tragedia griega como el ritual religioso antiguo que suponía en la Atenas del s. V a.C.: con héroes y dioses de un pasado mítico en una acción llena de dolor y muerte, y con un lenguaje -difícil para mis alumnos- solemne, elevado, culto, religioso, y manteniendo fuerte ese elemento que está en el propio origen del teatro griego que es el coro, y que tan difícil es de mover en una tragedia.
He de confesar que cuando nos enfrentamos a una tragedia no nos tomamos ninguna licencia que sí nos las permitimos en la comedia, convencido personalmente de que el lenguaje de la comedia tiene que ser muy cercano al público que la ve, y mucho más si éste es joven, poco asiduo al teatro y menos al teatro grecolatino, siendo a veces su presencia en los Festivales su primer -y en muchos casos- único acercamiento al hecho teatral relacionado con el mundo grecolatino.
Pero volvamos a la tragedia: nos atraía mucho Esquilo, del que ya presentamos –creemos que dignamente- por primera vez en los Festivales Juveniles sus Siete contra Tebas, y nos animaba sobre todo Coéforas, por el potencial didáctico que podíamos ofrecer para nuestros alumnos de Humanidades:
• El teatro de Esquilo: todavía con mucha presencia coral, tan cerca todavía del origen del teatro griego: creador del diálogo dramático, con sólo dos actores en escena, doce coreutas, muy olímpico todavía (¡Zeus, Zeus…!), pero que nos daba la oportunidad de presentar un gran espectáculo musical y poético.
• Además el hecho de que es la obra central de la única trilogía conservada hoy, la Orestíada -Agamenón, Coéforas y Euménides-.
• Y qué decir del mito que recorre sus versos: la muerte de Agamenón a manos de su esposa Clitemnestra y cómo se teje la venganza -¿o quizás Justicia?- por parte de sus hijos Orestes y Electra en las personas de la propia Clitemnestra y de su amante Egisto. ¡Cuánto se puede aprender y disfrutar de ello!
• En nuestro montaje, que tiene el carácter didáctico aquí presentado, el alumno puede reconocer sin gran esfuerzo la estructura de una tragedia, si ha sido preparado con anterioridad: PRÓLOGO, PÁRODOS, EPISODIOS (3), ESTÁSIMOS (3) y ÉXODO… Hemos tenido un cuidado exquisito con el texto, la música y el movimiento.
• Además una escenografía, aunque simple, donde hemos querido situar una tumba de Agamenón al modo que aparece en la cerámica griega y una “osada” reconstrucción de la Puerta de los Leones de Micenas, que pueden ser estudiadas en clase sin duda alguna.
Y bueno, todo hecho en tiempos difíciles –para qué negarlo- desde un instituto del siglo XXI y con un gran fin didáctico para que se pueda ver en un TEATRO ROMANO,… o en cualquier otro espacio escénico.
El milagro que se ha producido ha sido: que un texto escrito hace 25 siglos resuene en las paredes de nuestro centro en boca de jóvenes de hoy y nos haya seguido emocionando a jóvenes y menos jóvenes.
Para finalizar, y ante el desánimo de los profesores en general debido a las actuales circunstancias agravadas con las medidas adoptadas por las administraciones educativas y que nos han hecho replantearnos cualquier actividad con nuestros alumnos, deciros que no sé si consideráis esta actividad como extraescolar. Muchos la consideramos Complementaria y de Primer Orden –como pocas por desgracia para nuestras asignaturas-, con presencia en la Literatura de 2º BTO -Griego y Latín- e importante para nuestras materias, que culmina en muchos casos en los Festivales Juveniles de Teatro Grecolatino que tienen aún repercusión social y mediática en esta sociedad; la misma que nos obliga a estar justificando nuestra presencia y que en gran medida nos la niega, y en la que algunos esperan incluso nuestra desaparición, mientras nosotros desanimados nos consumimos.