Humberto Mendieta | Colombia http://m.elheraldo.co 31/05/2013
La particular protesta femenina de someter a la abstención sexual a los maridos no es una estrategia nueva, pero sin duda es muy efectiva, aunque un tanto cruel y de alto riesgo para la vida conyugal. De cualquier manera es mejor que la violencia o que una toma incendiaria cuando de exigir al Estado el cumplimiento de planes de gobierno o de ejecución de obras se trata.
Las primeras noticias que se tienen sobre el tema datan de la Grecia antigua, 400 años antes de Cristo, cuando el dramaturgo y poeta cómico Aristófanes escribió Lisístrata, una obra que ha dado mucho de qué hablar en todos los tiempos.
Las protagonistas son las féminas de la Hélade, que estaban en contra de la larga guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta, que duró 20 años. La líder de ese movimiento fue Lisístrata, quien las llevó a apropiarse del tesoro de la Liga Ática, con el que se pagaba la guerra. Con la presión, y el as entre las piernas, las griegas consiguen que la paz sea firmada. El reencuentro fue magistral.
Hace más de 25 años un grupo de teatro local representó la obra en Bellas Artes con el sugestivo título de Sexo versus guerra. La compañía teatral usó grandes carteles anunciando el estreno en las paredes de la ciudad. Y la Iglesia se pronunció. Y se pronunció fuerte. Además hubo un rumor de intento de las directivas de la institución de prohibir la presentación, lo cual produjo mucha publicidad. Eran otros tiempos. Y ambas situaciones –la obra y su publicidad y el rumor de la fallida intención de prohibirla– le crearon el mejor ambiente para lograr un teatro lleno.
Hoy, en el quinto mes del año 13, del siglo 21, mujeres campesinas de Martínez, corregimiento de Cereté, Córdoba, y del barrio Santa Teresa, de Juan de Acosta, municipio del Atlántico, acudieron a la misma estrategia para presionar. No buscan, como en Lisístrata, que sus machos no vayan a la guerra y se queden en el tibio y suave lecho.
Lo que quieren es que el Gobierno haga las obras que sus pueblos necesitan con urgencia. En ambas poblaciones del Caribe lo que quieren las damas es que les arreglen las vías a sus pueblos y que hagan las limpiezas de los arroyos.
Entonces el mal llamado sexo débil acudió a utilizar el poderoso elemento sexual y se blindó ante cualquier posibilidad de acercamiento, apareamiento, calentamiento o seducción. Saben ellas bien que el único sexo débil que hay sobre la tierra es el de los hombres, que fungimos de fuertes enarbolando el cetro, pero que en realidad no es más que el talón de Aquiles de la masculinidad.
Por eso se inventaron la protesta de ‘las piernas cruzadas’, asimilándola a la parodia griega. Es probable que el método se haga más efectivo cuando las esposas de los gobernantes les apliquen a ellos la misma dosis, sin dejarles alternativas de buscar posibilidades de curarse las urgencias en otros catres.
Nadie sabe si en la intimidad las valiosas mujeres del Caribe son rigurosas con este tipo de protestas. Si desfallecen o se apiadan. Pero el golpe publicitario ha sido efectivo.
Por ahora los hombres no tendrán más opción que exigir las obras. Los gobiernos correrán entonces a comprometerse, pero no por la exigencia masculina ni el compromiso gubernamental, sino por mea culpa y estrecha solidaridad de género.
Mujeres de Martínez y Juan de Acosta: cerrar las piernas es una extorsión piadosa, pero cruel.
Por Humberto Mendieta (humberme@yahoo.com)
FUENTE: http://m.elheraldo.co/opinion/columnistas/cerrar-las-piernas-extorsion-piadosa-pero-cruel-112248