N.P. | Oia (Vigo) www.farodevigo.es 21/05/2010
Alcanza los 1.200 metros cuadrados y podría estar vinculada las minas de oro del entorno.
Un poblado con sus viviendas y sus pequeñas explotaciones agrícolas coronaba el lugar de Boaventura, en la parroquia oiense de Burgueira, durante la época romana. Un grupo de arqueólogos ha llegado a esta conclusión tras abrir cinco catas en el terreno donde se ubica la plantación de kiwis que hace un mes destruyó por completo un petroglifo y puso en peligro este último yacimiento con los movimientos de tierras.
Seis expertos trabajan desde el pasado martes en la zona, contratados por la empresa Kiwi Atlántico Fincas que promueve la explotación, para elaborar un informe y dirigirlo a la Dirección Xeral de Patrimonio, que deberá tomar una determinación sobre el asunto.
Por el momento, los arqueólogos creen que la parcela contiene una villa romana de unos 1.200 metros cuadrados de extensión, con viviendas y cultivos. Y es que la excavación superficial de las 5 catas, de dos metros cuadrados cada una, ha permitido encontrar nuevas piezas como tégulas (tipos de teja que se utilizaban en las construcciones romanas), trozos de ánforas, e incluso restos de varios molinos. El material encontrado permite «sospeitar que se trata dunha vila romana, pero este traballo só é para delimitala e dar conta da súa existencia. Para acceder a maior información sobre o modo de vida dos poboadores que viviron na zona, é preciso profundizar na excavación», explica Eduardo Velázquez, uno de los arqueólogos que trabaja en el lugar junto a un equipo dirigido por Xurxo Constela.
El trabajo en las catas culminará hoy y los expertos realizarán su informe para la Xunta, que tendrá que determinar si ordena una excavación más profunda para conocer el alcance del hallazgo y su importancia, o bien dejarlo como está.
La Dirección Xeral de Patrimonio no sólo dispone del material descubierto esta semana. La roturación de las tierras para plantar los kiwis sacó a la superficie hace semanas material de construcción y trozos de ánforas. Todos ellos fueron requisados por el Seprona, que denunció en los juzgados al alcalde de Oia, Alejandro Rodríguez, y al concejal de Urbanismo, Camilo González, por un supuesto delito contra el patrimonio histórico al considerar que habían permitido el avance de la explotación de kiwis pese a la destrucción del petroglifo y la puesta en peligro del poblado romano.
Mientras la justicia y la Xunta toman una determinación sobre el futuro del yacimiento, expertos en arqueología del entorno, como los del Instituto de Estudos Miñoranos, califican el descubrimiento de «moi importante a nivel galego» por su superficie. Los estudiosos lo vinculan incluso a unas antiguas minas de oro existentes en sus proximidades.