Radacción 10/09/2017
Al final ocurrió. Las sillas del acueducto romano de Almuñécar se llenaron a rebosar y 500 espectadores contemplaron las vicisitudes del héroe más humano de la antigüedad. Partiendo de La Ilíada supimos de las grandezas y de las miserias de un hombre, nacido de un mortal y una diosa, cuyo destino era morir en el combate y alcanzar la gloria eterna. Un hombre encarnado en el figura de Toni Cantó que completó una excelente interpretación, rodeado de un elenco que le secundó con brillantez en todo momento.
Sobre la blanquecina arena de la playa de Troya, el público almuñequero vio deambular a los grandes héroes de la epopeya homérica (Ayax, Ulises, Nestor, Patroclo..) comportándose como lo que eran: simples mortales agotados tras nueve años de guerra pero con el firme propósito de conquistar la ciudad de Príamo.
Un espectáculo deslumbrante, unas interpretaciones ajustadas, un derroche de energía, siempre medida y controlada. Una puesta en escena eficaz y convicente. En resumen, un verdadero placer para los amantes del teatro. El mejor final para una edición memorable. El preludio adecuado para ir pensando en la décima.