José Manuel Piña | Eivissa www.diariodeibiza.es 11/11/2006
«Un político de primera magnitud, un militar de fuerte carisma y un gran hombre de letras». Así fue Julio César, según Antonio Alvar, que ayer intervino en el II Curs de Pensament i Cultura Clàssica, que la Fundació la Caixa está llevando a cabo estos días en el espacio cultural Can Ventosa. El presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos y catedrático de Filología Latina en la Universidad de Alcalá había titulado su conferencia `El hombre que rompió una república y creó un imperio´, puntualizó, no obstante, que «un solo hombre no consigue ninguna de las dos cosas. Esos cambios en la Historia se consiguen sólo a través de largos procesos».
José Manuel Piña | Eivissa www.diariodeibiza.es 11/11/2006
«Un político de primera magnitud, un militar de fuerte carisma y un gran hombre de letras». Así fue Julio César, según Antonio Alvar, que ayer intervino en el II Curs de Pensament i Cultura Clàssica, que la Fundació la Caixa está llevando a cabo estos días en el espacio cultural Can Ventosa. El presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos y catedrático de Filología Latina en la Universidad de Alcalá había titulado su conferencia `El hombre que rompió una república y creó un imperio´, puntualizó, no obstante, que «un solo hombre no consigue ninguna de las dos cosas. Esos cambios en la Historia se consiguen sólo a través de largos procesos».
Alvar, que afirmó sentirse «muy a gusto» siempre que viene a Eivissa, destacó la iniciativa de dedicar un ciclo de conferencias a las grandes figuras de la antigüedad grecolatina y se mostró «muy satisfecho» de que Julio César se hubiese incluido en él. «El mundo sufre hoy una carencia de liderazgo global auténticamente escalofriante», lamenta cuando se le pregunta si existe hoy alguna figura comparable al general romano. «Faltan ideas claves para la creación de una sociedad de futuro que aún no existe, partiendo de un pasado que ya no sirve», sentencia.
Julio César, a su juicio, sí tuvo ese talento, que siglos después utilizaron como patrón políticos como Napoleón y Federico el Grande, pero también «escritores como Shakespeare y pintores como Delacroix, además de haber inspirado muchas películas y novelas», aseguró. Su prematura muerte propició «el fin de un gran hombre y el comienzo de un mito», considera Alvar.