Sevilla | Europa Press 02/02/2010
Las excavaciones arqueológicas impulsadas por el Patronato del Real Alcázar en el Patio de Banderas para continuar las catas antaño realizadas por Manuel Bendala Galán y Miguel Ángel Tabales serán ampliadas con una tercera fase presupuestada en 270.000 euros. La campaña está destinada a resolver las incógnitas que pesan sobre las ruinas del edificio romano del siglo I antes de Cristo y sobre la existencia o no de vestigios de una basílica paleocristiana.
El alcaide de los Reales Alcázares, Antonio Rodríguez Galindo, el conservador del monumento palaciego, Antonio Balón, y el arqueólogo director del conjunto, Miguel Ángel Tabales, comparecieron hoy ante los medios de comunicación para anunciar que estas excavaciones, iniciadas el pasado 16 de febrero de 2009 y divididas en dos fases, se ampliarán con una «tercera fase» dotada con un presupuesto de 270.000 euros.
Las dos primeras fases, ya consumadas, han supuesto intervenciones en esta plaza donde, ya en 1976, el arqueólogo Manuel Bendala Galán descubrió unos restos arquitectónicos de época medieval atribuidos a una basílica paleocristiana. Lo más significativo, no obstante, ha sido la identificación del más antiguo vestigio de ocupación humana de la ciudad hispalense; un fondo de cabaña con restos de lo que pudiera ser una cocina utilizada durante la primera mitad del siglo VIII antes de Cristo, en el ocaso de la Edad del Bronce.
CRONOLOGÍA
Mientras estas primigenias huellas de ocupación humana han sido localizadas a cinco metros de profundidad, otro de los grandes hallazgos de esta intervención fue el descubrimiento de cimientos y restos arquitectónicos de un «gran edificio» perteneciente a la antigua Hispalis romana y datado en el siglo I antes de Cristo. Se trataría de un edificio «de gran potencia» dada la envergadura de sus sillares y cuyos alzados se levantarían hasta los tres metros, para lo cual sus arquitectos usaron la técnica del ‘Opus Africanus’, según destacaron Rodríguez Galindo y Tabales.
Este edificio, según Miguel Ángel Tabales, podría haber estado relacionado con el puerto fluvial de la antigua Hispalis quizá «como almacén», aunque ya en el siglo IV después de Cristo, el citado edificio romano fue demolido para levantar un nuevo complejo. Este último edificio, según recordó Rodríguez Galindo, es precisamente el que podría estar relacionado con el baptisterio paleocristiano descubierto a comienzo de los años 70 por el arqueólogo Manuel Bendala Galán.
Tal edificio, no obstante, habría sido destruido a principios del siglo V, quizá durante el saqueo de la ciudad a manos de los vándalos en el año 426, época a la que pertenecería un «tesoro» de 30 monedas y un crismón atribuido al obispo Marciano, prelado de Sevilla en aquella época según recordaba Antonio Rodríguez Galindo. Con posterioridad, sobre las ruinas de este edificio se construyó un nuevo complejo, quizá visigótico, que habría gozado de contrafuertes, estribos e incluso bóveda.
LA INCÓGNITA DE LA BASÍLICA
Así, Tabales y Rodríguez Galindo defendieron la «necesidad» de ampliar las excavaciones al objeto de averiguar las «dimensiones exactas y la función» del edificio romano ya descubierto, además de «resolver de una vez por todas» si en este enclave existió o no una basílica paleocristiana o un templo visigótico, pues es algo que se da «por hecho», pero «no está absolutamente definido» en el ámbito científico.
Por eso, las nuevas excavaciones comenzarán en aproximadamente un mes en un área de 200 metros cuadrados hacia el sur del Patio de Banderas, una intervención cuyo resultado será determinante para resolver si finalmente el Ayuntamiento proyecta o no una cripta arqueológica para los vestigios arqueológicos descubiertos en el Patio de Banderas.
En ese sentido, aunque el Plan Especial de Protección promovido por el Patronato del Real Alcázar para el recinto palaciego y sus aledaños contempla esta posibilidad, a día de hoy, según el arqueólogo director y el alcaide del monumento, no hay datos «suficientes» para impulsar o desechar esta iniciativa.