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29/05/2004

José Manuel León ● www.larioja.com

Un tebeo caro y distraído
INDISCUTIBLE. Troya va a ser uno de los grandes triunfos de la presente temporada. Sus cuidadas imágenes, bien filmadas y montadas siguiendo las conocidas pautas del relato cinematográfico de símil 'best-seller' (cine comercial de lenguaje claro y liviano), están repletas de abundantes fuegos artificiales que explotan entre la intensidad de la acción, los colosales combates, el vibrante sonido y la sencilla exposición de los hechos históricos que la película cuenta con épica e intimismo. Nada que rebatir ni discutir a un modelo de espectáculo ameno y popular. Su eficiente guión, intermitente entre la apoteosis de las grandiosas batallas conjugadas con las piezas dramáticas que tejen las decisiones de los personajes principales, conforma un entretenido filme de aventuras de época consagrado al gancho del 'star system', y formulado en términos y planteamientos de cine de fácil consumo, que explora sin ambages lo obvio, razón de su buen funcionamiento en taquilla. El contenido de la película no engaña a nadie. Da lo que el espectador quiere recibir. Y sus características de lenguaje fílmico entroncan, con menos adorno vacuo, con Gladiator, de Ridley Scott, que puso en la parrilla de salida cierto resurgir por el gusto de filmes ambientados en la antigua Roma. Troya nos traslada a la época griega de hace tres milenios y nace fiel y amanuense a los patrones utilizados por Scott. Y su timonel (Wolfgang Petersen), no se anda por las ramas y utiliza miras muy parecidas, empleando formas narrativas transparentes y sin quiebros, sin meter la pata. El conjunto no fascina. Tampoco emociona.

Se deja ver; no defrauda, y, entre tanto resquicio y esquinas argumentales hay algo de cine rodado, como la escena de Príano (Peter O'Toole) suplicando a Aquiles (Brad Pitt, dibujado como un psicópata y degenerado) que le deje llevar el cadáver de Hector (Eric Bana). Por que, a fin de cuentas, y aunque la propaganda de la cinta mencione a bombo y platillo que se trata de un título basado e inspirado en textos incunables de la envergadura de La Iliada, La Odisea y La EnEIda, de lo único que se habla al abandonar la sala de proyección, y no nos engañemos, es del aspecto físico de Brad Pitt, sin duda, el auténtico aval de Troya.

Este último trabajo, digno y aplicado, de Wolfgang Petersen, que parece haber olvidado sus ambiciones expresivas y talentosa puesta en escena en su Alemania natal, es un distraído pasatiempo de aventuras que corrobora la pericia de buen narrador del autor de El submarino, que muestra oficio en la aplicada ordenación de los hechos que cuenta, que da la talla como director de actores, y orquesta acertada y adecuadamente los colosales efectos especiales, integrando en el relato, como hizo con La tormenta perfecta, tanto los aspectos impresionantes generados por ordenador, para crear, entre otras cosas, los planos aéreos de masas de soldados y la enorme flota de barcos, como los momentos íntimos y dramáticos que perfilan los sentimientos de los personajes y las ambiciones que acunan. En producciones de este calibre, un cineasta tan experimentado como es el autor de En la línea de fuego sabe que en los tiempos que corren es obligatorio prescindir de las exquisiteces y el tono intelectual (recuérdese el fiasco de Cleopatra, de J.L. Mankiewicz) y centrarse en temas universales enfocándolos desde la perspectiva de la elementalidad, del tratamiento sencillo, depurando el material hasta dejarlo en un ligero resumen de tal manera que los árboles dejen ver el bosque. Con estos principios básicos del cine comercial se cocina Troya, un tebeo caro que arranca por un frívolo y desafiante lío de faldas y descolla en sus casi tres horas de duración conflictos entre reyes, duelo de valientes guerreros, luchas encarnizadas, amores adúlteros, planes imperialistas, relaciones padre/hijo, héroe vulnerable y paladín inteligente. Todo esto y más se encuentra en Troya, un éxito, sí, y, además, la grata oportunidad de ver en pantalla a dos intérpretes algo olvidados pero de pálpito inmarchitable, Julie Christie, en el papel de Tetis, madre de Aquiles, y Peter O'Toole, como Príamo, padre de Héctor, líder del pueblo troyano.

TROYA (EE UU, 2003)
Director: Wolfgang Petersen. Guionista: David Benhioff
Fotografía: Roger Pratt
Música: James Horner
Intérpretes: Brad Pitt, Eric Bana, Orlando Bloom, Diane Kruger

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