Antonio Cantudo 09/09/2019
María Zambrano volcó su propia vida en La tumba de Antígona y la compañía del mismo nombre lo tuvo muy claro desde el primer momento. Al recibir a su hermana es Ismene pero al marcharse es Araceli. No son simplemente los personajes de la obra de Sófocles, son los personajes de su propia vida. Esta dualidad Antígona/María Zambrano es la que vertebra toda la obra y sin la cual es imposible entender el texto.
Con una puesta en escena plagada de recursos: música en directo, imágenes de fondo, escenas de baile, escenas cantadas, la compañía de Velez Málaga hace una apuesta hermosa e inteligente de un texto que es casi imposible de representar por su falta de acción dramática.