Pedro Manuel Suárez Martínez | Oviedo www.elcomercio.es 12/12/2012
Este Gobierno de mayoría absoluta quiere que el griego deje de ser obligatorio en el Bachillerato de Humanidades y pase a ser optativo, en dura competencia con otras asignaturas.
Venía yo cavilando, de vuelta ayer a casa, sobre la manía que les entra a los políticos de todos los colores de pintar en las cosas de educación, una vez que llegan al poder. Oyess, que toman posesión del cargo y, hala, a sacar la brocha. Me recuerdan a esos descerebrados que, cuando ven una porción de suelo recién cementado, la pisan con sus botonas y hasta graban su nombre y la fecha de la fechoría con idea perdurar.
No debe de existir país más reeducado en menos tiempo que el nuestro. Yo qué sé la de formas y reformas que llevamos desde que la UCD llegó a la Moncloa y ‘modernizó’ la educación que aquellos padres de la patria habían recibido. Y no digo yo que no hubiera que reformar cosas, no. Sí que había que reformar... Pero caramba, ni todo lo que había era tan malo, ni todo lo que vino después resultó tan bueno. Si será así que, como digo, cada cuatro años se intenta una reforma: si no es de la enseñanza Primaria, de la Secundaria; y, si no, del Bachillerato; y, si no, de la Universidad; y, si no es de contenidos, de formas; y, si no de accesos, de salidas; y si no de planes de estudio, de titulaciones; y si no del doctorado y si no de simples nombres. El caso es cambiar algo y dejar huella.