por Vicente Adelantado Soriano
Raro, difícil y exótico resulta ver por estos pagos una obra clásica, más, mucho más, si se trata de una de don Miguel de Cervantes. Hace un par de años comenzó a celebrarse el cuatrocientos aniversario de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. De la primera parte, aunque no se especificó. Pues dentro de diez años, seguro, celebraremos el de la segunda. No por nada, sino porque sospecho que estas celebraciones se deben más a motivos editoriales o crematísticos que a otra cosa, motivos culturales por ejemplo. Siendo conscientes de lo que tenemos, el Quijote debería ser no motivo de celebraciones, cosa que está muy bien, sino libro de lectura continuada cuanto menos a partir de 3º de la ESO. Por qué no es así, ya lo tengo dicho y analizado en otro artículo de este mazacote o rimero de páginas tan honestas, retiradas y virtuosas que apenas si nadie las ha visto. Resultó llamativo que, al hilo de dicha celebración, no se hicieran, al mismo tiempo, representaciones teatrales del propio don Miguel o incluso del famoso entremés, Los romances, que, según Menéndez Pidal, dio origen a la genial novela. No se representaron, pues, ninguna de sus comedias ni entremeses. Y no porque el inefable Lope ocupara teatros, patios, naves y corrales, que no, pues también hace años que duerme el sueño de los justos. No se hizo porque aquí los clásicos sólo existen cuando cumplen años, o cuando a alguien se le ocurre decir que no son muy adecuados para las aulas y se monta una pequeña y breve polémica. Quizás porque quien afirma tal cosa ni los ha leído ni los entiende, y no vale la pena discutir.